Yadisley García, vaquera cubana en un mundo de hombres

miércoles, 16 de octubre de 2019

Yadisley García es una vaquera cubana, hija de un también vaquero y una amazona. El olor a animal sudado, a potrero, a forraje y riendas fue el primer perfume que la envolvió y marcó su destino. Graduada de ingeniería agrónoma hace un par de años, y campeona nacional en carrera con barriles, desde que tenía siete años comenzó su vida de vaquera al montar un caballo por propia voluntad.

Aquí, cuenta un poco de su historia:

«Yo crecí en una finca, rodeada de vaquerías y potreros. Desde pequeña mi actividad favorita era colarme a través de la cerca de alambre de púas, que marcaba los límites de la finca y la vaquería, para correr por el potrero hasta las naves llenas de vacas que serían ordeñadas. Durante mucho tiempo cuando me preguntaban que profesión quería ejercer cuando fuera grande, decía orgullosa y decidida: ¡Vaquera!»

Sin embargo, dice, esta no es su historia. Es la de cierta muchacha que mientras crecía, tenía bien definido que quería ser, y no se decidió por otra cuando con el paso de los años comprendió los sacrificios y trabajos pesados que requiere ser vaquera.

Una joven admirada por sus compañeros

García era una joven admirada por sus compañeros de Rancho Alegre. Luego de regresar de uno de sus tantos viajes expresó: “Este pedazo de tierra, con sus gallinas, sus puercos, con el sinsonte cantando, es algo que no se encuentra en otro lugar. Esta es mi Cubita la Bella, de acá no hay quien me saque”.

Con unos ojos verdes impresionantes, el tono exacto, los cariños que solo ella sabe y su voz firme, es capaz de domar a cualquiera. Ha competido varias veces en campeonatos de mujeres en Colombia y fueron allá sus inicios de colear toros, técnica que no era tan reconocida en la país, y menos para las mujeres.

Esta práctica, aunque requiere mucha fuerza, es más maña, según el papá de Yadiley.

“A veces los animales son parte de la familia. No los sientes como bestias sino como parte tuya. La relación con los caballos es muy estrecha, estás con ellos constantemente, los alimentas, trabajas y entrenas con ellos, los bañas, les hablas. Llega el momento en que somos uno solo. Ya sabemos qué queremos o qué nos pasa cuando estamos juntos. El caballo y el atleta se convierten en una unidad, por eso es más fácil ganar un torneo”.

Yadisley expresó el recuerdo del dolor que sintió cuando, al regresar de unos de sus viajes, se encontró con la noticia de que su compañera de la niñez, la yegua Lorena, había fallecido. Junto a ese ejemplar participó en sus primeras competencias y fue gracias a ella que obtuvo sus primeros premios.

La pasión de la vaquera cubana Yadisley: la carrera con barriles

No todos los caballos sirven para esta práctica, tienen que ser fuertes y rápidos, tener aptitudes, ya que en la pista deben ser muy versátiles. Algunas veces hay que enlazar, otras veces colear toros, pero lo que apasiona Yadisley es la carrera con barriles. Ahí hacen gala de su técnica y velocidad, por lo que deben tener un fuerte e intenso entrenamiento.

Yadisley afirma que ser mujer no es impedimento pero el rodeo. Sin embargo, lo puede hacer más difícil.

Luego de cuatro accidentes y fracturas en las piernas, apenas piensa en los nervios que la consumen antes de entrar a la pista. Nunca se sabe que pueda pasar, debido a que los animales, como animales que son al fin, pueden reaccionar de diferentes formas por mucho entrenamiento que puedan tener. Los caballos pesan los suficiente como para hacer gran daño si caen encima del jinete. No obstante, se le puede ver decidida y sin miedo, dispuesta a disfrutar hasta lo máximo el pedacito de cielo que llega a tocar cuando participa en estos eventos que son su vida.

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