El curioso Museo de los Tarecos de Alamar en Cuba (+ Fotos)

sábado, 21 de septiembre de 2019

En el reparto de Alamar, al este de la ciudad de La Habana en Cuba, podemos encontrar y tomar curiosas fotos en un museo interesante y diferente creado por Héctor Pascual Gallo Portieles. Este sitio recibe el nombre de Jardín de los afectos. Un lugar lleno de peculiaridades y propicio para la reflexión y el esparcimiento, aunque es común percatarse de invitados que recorren el lugar entre risas.

Gallo: creador de un museo increíble

¿Quién es este hombre al que todos conocen como Gallo? Tiene un el cabello y una barba muy blancas debido a sus 95 años de edad. Alegre, lleno de energía, conversador. Según su opinión, el humor es lo que considera más serio en el mundo y se define a sí mismo como soñador por naturaleza y optimista por convicción.

Por más de tres décadas fue funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores. Además, dentro de las labores en las que trabajó antes de jubilarse se encuentra la de barbero.

Hector Gallo vive con su esposa Emilia hace más de 50 años en su apartamento. Allí, la parte trasera se ha convertido en un muestrario de artículos desechables transformados en bellas esculturas que transmiten mensajes llenos de enseñanzas.

Imaginativo, soñador, inteligente, sin temor a mostrar su personalidad, perfeccionista, pragmático, capaz de colorear el mundo con sus fantasías, detallista y meticuloso. Con estas características se nos presenta el Gallo, el creador de un museo diferente.

Museo de los Tarecos de Alamar, único en Cuba, para hacer fotos curiosas

Habiéndose convertido en un punto de referencia para llegar a varios lugares del reparto, gracias a los vecinos, ha recibido varios nombres singulares como El Museo de la Chatarra, de los Cachivaches y de los Tarecos. Cualquiera de estos nombres que sea usado sirve para identificar el lugar.

El interior de la vivienda cuenta con la Galería de los Afectos. Dicha galería es un muestrario de muchos objetos curiosos y peculiares. Dibujos y esculturas de pequeño formato, rostros concebidos a partir de huesos de animales y tiene una cerca convertida en mural llena de refranes. Este rincón de Alamar en Cuba es un lugar ideal para hacer un montón de fotos curiosas.

Entre ellos: el amor es ciego, pero los vecinos ven y lo peor, hablan; las palabras huecas hieren, duelen y matan; el funerario no quiere que nadie muera, pero desea que su negocio prospere; la cara es el espejo del alma, por suerte esto no es un espejo; el silencio también comunica; querer y cuidar no es más que empezar: vale la pena; aquí se cobra hasta la risa: sea serio.

Para su propio criterio, nada es inútil e irrescatable. Es por esto que algunas de sus obras recrean el espíritu y la materia prima con la cual las hace se componen principalmente de hierros y chatarra. Todo depende de los ojos con los que se mire, nos dice. Aquel que venga buscando obras perfectas, estará en presencia de un perfecto imperfecto. Si el visitante es razonable, pensará al igual que nosotros, que fue reutilizado y reciclado, sirviendo para otros propósitos a pesar de haber dejado de servir para lo que en su momento se creó.

Las piezas poseen un mensaje subliminal

Cada una de las piezas expuestas posee en sí misma la intencionalidad de un mensaje subliminal como finalidad. Por ejemplo: un sillón viejo puesto sobre el tronco de un árbol, quizás sea en homenaje a los años de servicio prestado por el mueble, y la pieza de hierro de donde surgen las plantas es el no a la guerra y al terrorismo.

Existe en sus obras una gran relación entre los artículos usados por el hombre y el propio ser humano. Máquinas de coser apiladas unas sobre otras, están dedicadas a Pura, la cuñada del artista. Eso se debe a que con su trabajo se convirtió en la costurera de la familia. Otro ejemplo es un pozo imaginario construido en su jardín recuerda a uno de verdad que tenía en su natal Campo Florido, provincia de La Habana.

Durante la Segunda Guerra Mundial, frente a la ostentación de los nazis, es que surge el esplendor de este arte. Sin embargo, hay quienes los consideran como arte popular espontáneo y natural del ser humano, pues no se pretende que en su creación se siga alguna línea o fin específicos, sino que deviene de los sentimientos y la imaginación del autor.

Gallo expresa que el desea alimentar el espíritu. Quiere transmitir «amor por amor». Así se inspira el arte de este barbero de oficio y periodista de profesión

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