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¿Conoces la familia cubana que mantiene viva la tradición de los vitrales?

Una familia sencilla se ha convertido en una pequeña fábrica de placer y arte. Sandra Carmenaty, junto a su hijo Yanes Llánez y su esposo Rafael de la Concepción mantienen viva la tradición de los vitrales en Cuba.



Su hogar, en el Vedado habanero, es el principal refugio para las inspiraciones y la producción de obras que comercializan a partir de encargos y con el apoyo del Fondo Cubano de Bienes Culturales para obtener las materias primas.

“La casa está todo el tiempo en función de nuestro trabajo: el comedor no es comedor, es un taller porque hay un vitral grande y puede que el taller de atrás tenga otros vitrales… Entonces nos vamos para el garaje, donde está el polvo, la arena…  Allí grabamos los vidrios porque a veces trabajamos con vitrales de tres metros de alto. Incluso, muchos vidrios los grabados en situ, como sucedió cuando laboramos en los del hoteles Telégrafo y Montebarreto”, comenta Rafael.

Desde hace más de 20 años, Sandra y Rafael trabajan juntos. Él, economista de profesión, y ella, una esposa y madre feliz por haber guiado a su hijo en el arte de los vidrios.

“Yo hago una cosa un día, otro día hago otra cosa, me tocan diferentes fases del trabajo, de la producción. Hacemos lámparas, hacemos vitrales, hacemos vidrio esmerilado… es decir, la talla de vidrio. Todo esto es muy complejo porque el vidrio se rompe y no lo puedes pegar: hay una carga psicológica fuerte”, asegura el más joven de la familia, Yanes Llánez.

Además, ha variado mucho la fabricación de los materiales con los que trabajan y según Sandra, esto los ha favorecido porque cuentan con recursos de mayor calidad, lo cual se traduce en un mejor producto: paños de cristal, vitrales, mamparas…

Una familia sencilla se ha convertido en una pequeña fábrica de placer y arte. Sandra Carmenaty, junto a su hijo Yanes Llánez y su esposo Rafael de la Concepción mantienen viva la tradición de los vitrales en Cuba. -novelacuba.com

Realmente el trabajo en familia puede convertirse en placer y estos vidrios convertidos en obras de arte son la mejor evidencia, allí, en el Vedado habanero, donde se conserva y defiende una de las tradiciones más simbólicas de los cubanos.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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