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Pueblo de Cojímar

Conoce la verdadera Historia de las Playas de Cojímar

En Europa y Norteamérica se ponen de moda los balnearios para veranear, a mediados del siglo XIX. Es entonces cuando la burguesía criolla cambia sus costumbres de pasar las temporadas de verano en los ingenios, cafetales o en las quintas de recreo del Cerro, Marianao, Puentes Grandes o Santa María del Rosario, para reunirse en las costas de la Playa Baracoa.



Al respecto, Cojímar poseía riquezas conocidas por sus aguas mineromedicinales, que desde principios de este propio siglo fueros descubiertas por la población de clase pobre de los barrios de Regla, Casablanca, Santa María del Rosario y Guanabacoa, quienes a su vez le dan esta condición de playa popular.

Playa El cachón -Javier Acosta

Una colecta política sirvió para que se construyera la carretera que enlaza la Villa de Guanabacoa con Cojímar, lo cual dio pie a la construcción de confortables baños para familias blancas y para «personas de color», por separados, y a la construcción de una ermita católica, bajo advocación de Nuestra Señora del Monte del Carmelo (Virgen del Carmen), en 1879.

Todo esto sirvió de motivación para que familias acomodadas de Guanabacoa decidiesen construir casas para veranear en Cojímar, además de fomentar la edificación de hoteles en el pueblo, convirtiéndose en un afamado balneario, condición de playa que mantuvo hasta mediados de la década de 1940, al terminarse la Vía Blanca.

En 1878 se había establecido en Cojímar el punto de entrada y salida del cable submarino para la comunicación telegráfica entre Cuba y Cayo Hueso, que era operada por la empresa Western Union. Se conserva aún en el muelle próximo al torreón la caseta que servía a tales menesteres.

Cojímar, no afectada por acciones bélicas en la contienda independentista, continuó siendo el floreciente balneario, cuyas playas El Cachón (de arenas) y Nuestra Señora de la Asunción (rocosas), le dieron fama entre los habitantes de La Habana, Guanabacoa, Regla y Casablanca.

Así quedó Cojímar luego del huracán Irma…

Cojímar hoy luce diferente: Irma desató su furia sobre este pueblo de pescadores de una manera casi increíble, tendrá que pasar un tiempo para borrar las huellas dejadas por un poderoso huracán en un sitio que antaño inspiró a Hemingway para escribir una de sus novelas antológicas “El viejo y el mar”, ese mismo mar que a fuerza de olas y viento recuperó lo que un día le pretendieron quitar.

Cojímar después del huracán Irna -ON CUBA

En este sitio cercano a la costa se extendía un camino asfaltado y hoy vuelve a ser una playa quizás no tan cercana como la recuerdan los habitantes de Cojímar. De un día para otro la arena ocupó cada rincón de este sitio en el cual no existía playa. Los huracanes poderosos traen consigo devastación total pero también  son fuente de importantes beneficios ecológicos: la limpieza de los corales, el enfriamiento de la atmósfera y la renovación vegetal son algunos de ellos. Ahora en Cojímar le sumamos el hecho de recuperar una playa que parecía estar perdida. El cachón quizás no tenga aquel confort  que años atrás recibía a familias de la habana, allí sigue estando la basura que insensiblemente llega  al mar y que este nos devuelve porque no puede hacer nada con ella.

Quizás un instinto de supervivencia de la madre naturaleza que se ve reflejado en sitios costeros como este, donde a veces los efectos de un huracán pueden ser inferiores con los daños que provocaría el hombre. Recuperarla y convertirla en un sitio de alegría para todos es posible, ya la naturaleza dio el primer paso ahora lo que toca es seguirle el ritmo e intentar que aquí los habitantes de Cojímar tengan de nuevo aquel sitio costero que los ponía en contacto directo con el inmenso mar azul que bordea por todos lados a un sitio que tiene magia en cada uno de sus rincones.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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