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Yusmani, el joven cubano que vive de hacer “tatuajes” en niños y adolescentes (+ Fotos)

Ningún padre cubano aceptaría que un niño se hiciera un tatuaje por más que este le diera la madre de todas las perretas. Sin embargo, los tatuajes temporales no les importan demasiado y poco a poco estos se han convertido en un negocio floreciente en Cuba. Bien lo sabe Yusmani, un joven de 28 años que se busca la vida en los carnavales y fiestas populares de todo el país con este peculiar arte.



Su vida es itinerante. Casi nunca está en Palma Soriano, el pueblo santiaguero donde se encuentra su casa. Va de un pueblo a otro, de ciudad en ciudad haciendo tatuajes.

Tras terminar el servicio militar no encontró ninguna oferta atractiva para ejercer su técnico medio en electricidad y decidió hacer tatuajes.

Hasta hace unos años se utilizaban solo dos colores, rojo y negro, pero ahora son seis.

Sus obras agradan a los niños. Lo mismo puede hacer un súper héroe de Marvel o DC Comic que el rostro de un artista cubano de moda. Todo depende de su habilidad en reproducir sus imágenes en la piel de sus jóvenes clientes.

En un principio sólo utilizaba el rojo y el negro, pero fue ampliando la gama de colores hasta llegar a seis. Esto no significa que pueda mantener la oferta todo el tiempo, porque algunos pigmentos se gastan más rápido que otros y, además, tiene grandes gastos en transportación, comida y alojamiento.

Yusmani trabaja con un ayudante que se encarga de cobrar y atender a los clientes cuando él trabaja. A su mesa llegan, sobre todo, niños y adolescentes, aunque también algunos adultos, sobre todos mujeres, que desean hacerse algunos diseños muy específicos.

Además de la materia prima, Yusmani debe invertir en transporte, alimentación y un sitio donde dormir.

El trabajo de Yusmani suele durar de dos a cuatro días en dependencia del cuidado que tenga el cliente y por cada uno cobra entre 10 y 20 pesos en moneda nacional. En una noche ha llegado a ganar hasta 1 000 pesos, pero es una vida muy dura que exige demasiado y no quiere tener que llevarla para siempre.

Dice que el día que encuentre un buen trabajo deja su arte sin mirar atrás. El problema está en encontrarlo, menos en Palma Soriano, un pueblo pobre donde ni puede soñar en ganar 4 000 pesos en una semana.

Yusmani tiene un cuarto seguro a donde quiera que va, alquilado por 25 pesos la noche, ya lo conocen

Fuente: El Toque

Escrito por | Redacción TodoCuba

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