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Sans Soucí, el cabaret cubano que pudo haber sido tan grande como Tropicana

A finales de la década de 1950 el cabaret Tropicana era el rey de las noches en Cuba, pero el Sans Soucí le hacía la competencia de cerca. Gracias, sobre todo a una modernización realizada a mediados del decenio a un costo de un millón de dólares (toda una fortuna para la época).



El gerente del Sans Soucí era Lefty Clark, un gánster de Miami Beach al servicio de Santo Trafficante al que el gobierno de Estados Unidos identificaba como uno de los barones de la droga junto con su jefe.

Lefty Clark heredó la gerencia del cabaret de Roughneck Rothman, otro mafioso norteamericano que había regentado el cabaret en los primeros años de la década de 1950; pero que había sido “sacrificado” por el sindicato del crimen debido a las escandalosas estafas que sucedían en el casino del Sans Soucí y que provocaron las quejas de la embajada de Estados Unidos y de las autoridades rectoras del turismo en Cuba.

El gerente del Sans Soucí era Lefty Clark, un gánster de Miami Beach al servicio de Santo Trafficante

Como el gobierno de Fulgencio Batista, en concubinato con Meyer Lansky y Santo Trafficante, tenía la intención de convertir a La Habana en Las Vegas del Caribe, decidió sanear el juego y deshacerse de todos los tramposos que le deban mala fama a los casinos cubanos. Así que mandaron el Sans Soucí a pasarse un rato en el congelador con la susodicha reforma que le permitió abrir con nuevas e inmejorables condiciones que lo colocaron a la altura de un mito como Tropicana.

Cuando reabrió el Sans Soucí lo hizo como un cabaret de calidad mundial en el que actuaban las más afamadas figuras del espectáculo, tanto de Europa como de los Estados Unidos. Por sus escenarios pasarían nada menos que Denise Darcel, Edith Piaff, Billy Daniels, Nat King Cole y Cab Calloway, entre muchísimas luminarias más.

Esa estrategia, que se combinaba con la de contratar a los mejores artistas y orquestas cubanas del momento dio resultados inmediatos y en 1957 una revista especializada en el mundo del espectáculo afirmaba que el Sans Soucí había tenido en un año “(…) más atracciones que todos los night clubs de La Habana durante los últimos cinco”.

Cuando reabrió el Sans Soucí lo hizo como un cabaret de calidad mundial

Los espectáculos que se producían eran, además, impresionantes y fastuosos. Los turistas se quedaban encantados sobre todo con “Sun Sun Babaé” de Roderico “Rodney” Neyra y las actuaciones de Mercedita Valdés y Celia Cruz. Cuando Rodney se fue a trabajar a Tropicana lo sustituyó Alberto Alonso, quien produjo “Bamba Iroko Bamba”, un espectáculo colosal que costaba unos 25 000.00 pesos semanales mantener en cartelera.

En Sanc Soucí, además de en Tropicana, encontraron empleos muy bien remunerados coreógrafos, bailarinas, bailarines y músicos cubanos; muchos de los cuales echaron en esos cabarets los cimientos de sus futuras leyendas.

Desafortunadamente el Sanc Soucí no sobrevivió los pininos de la Revolución Cubana de 1959; y poco después de la llegada al poder de Fidel Castro el cabaret que podía competir en calidad con Tropicana anunciaba su cierre definitivo por “incosteabilidad”.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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