fbpx

San Narciso de Álvarez, el pueblo cubano en que no se quieren quedar ni los muertos

A San Narciso de Álvarez sólo le queda la “gloria” de haber sido el pueblo más antiguo del municipio de Santo Domingo en Villa Clara. En una época fue próspero y llegó a tener una decena de fondas, farmacia, oficina para regidores, calles bien trazadas, plaza central y hasta su propio cementerio… lo único que queda, prueba irrefutable de que es un pueblo que se está muriendo.



Marginado de las principales vías de comunicación, semeja San Narciso de Álvarez un pueblo fantasma. Casas abandonadas y medio derruidas y tan pocos jóvenes y niños que la única escuela que existía en el pueblo tuvo que cerrar por falta de alumnos.

La maldición del abandono cayó sobre el que a finales del siglo XVIII y principios del XIX fuera un emporio ganadero del que saldrían pobladores para fundar los principales pueblos del centro de Cuba.

Primero lo obvió el ferrocarril y luego se olvidó de pasar por él la Carretera Central. No era poca cosa y San Narciso de Álvarez se fue muriendo. Se derrumbó su iglesia, se abandonó su cementerio y lo abandonó su gente. De casi 2 500 vecinos que tenía en 1858 quedan unos pocos en una decena de casas.

Marginado de las principales vías de comunicación, semeja San Narciso de Álvarez un pueblo fantasma

De los muros del cementerio y las ruinas de la iglesia los pocos vecinos que se quedaron en Álvarez rescataron algunas piedras para mejorar sus humildes viviendas.

En San Narciso de Álvarez los días transcurren sin prisa. Tres veces a la semana entra un ómnibus y en él viajan los pocos vecinos a Santa Clara, Cascajal o Santo Domingo. Muchos no regresan.

No se les puede culpar. ¿Qué se puede hacer en una ruina rodeada de montes de marabú sin escuelas, atención médica?

Ya ni los muertos se quedan en el pueblo. San Narciso de Álvarez aún mantiene su cementerio, pero a los difuntos los entierran en Cascajal.

Escrito por | Redacción TodoCuba

Patrocinado por: CubitaNOW - Noticias de Cuba