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Recorriendo Regla, un pueblito de pescadores a las orillas de la Bahía de La Habana lleno de leyendas

A un costado de la bahía habanera se encuentra uno de los asentamientos humanos más pintorescos de Cuba, con un fuerte impacto actual en los recorridos de ciudad.



Regla es un poblado ultramarino de La Habana en el que se respira lo afrocubano desde el embarcadero. Para llegar allí hay que navegar, aunque se puede tomar el camino más largo, en ómnibus bordeando la  bahía, pero es el menos usual.

Desde pequeños, los habaneros desean realizar esa simpar travesía de apenas unos minutos, entre los barcos mercantes anclados en la ensenada de bolsa, partiendo del «Muelle de Luz», más conocido como «el de la lanchita».

Ahora es un sitio ideal para el turismo que inunda sus calles  desde las primeras horas y aun es de noche cuando se ve caminar por sus rincones a personas evidentemente de otras partes del mundo.

Muchos ensueños debieron repletar las almas de los primeros pobladores de esa villa que tiene abundante magia e historias.

Regla es un poblado ultramarino de La Habana en el que se respira lo afrocubano desde el embarcadero

Cuentan que un tal Antonio «El Peregrino» trajo la imagen de la Virgen de Regla. Primero fue un óleo y luego se convirtió en la silueta adorada, implantada en el lugar desde el siglo XVIII.

Allí se mezclan una serie de nombres y leyendas, como la de Pedro de Aranda, un viajero, otro posible mensajero que trajera la virgen en una barca, o el Obispo de Hipona, nacido en un sitio tan difícil de encontrar en el mapa como Tagaste, en África, por ello apodado San Agustín «El Africano».

El Obispo, cuentan, recibió una revelación divina alrededor del año 436 A.N.E., por medio de la cual tallo en madera la figura de la virgen conservada luego en cierto sitio de América, de donde llego a Cuba.

Verdades o leyendas, la virgen es hoy una fuerte presencia en el corazón de muchos cubanos, sobre todo de los reglanos, y en particular en las familias que profesan religiones de origen africano.

Ahora es un sitio ideal para el turismo que inunda sus calles desde las primeras horas

El caso fue que aparte de las creencias cristianas sobre la santa, esta se convirtió, por la imaginación de los esclavos africanos traídos a la fuerza a la mayor de las Antillas por la colonización española, en Yemayá, diosa del mar, cuyos colores son el azul y el blanco y es madre de los restantes dioses (orishas).

Tanto en una como en otra religión, se adueña de Regla y posee una silueta fija en la ermita de ese lugar, con bata y tres pescadores que no pueden confundirse con los de la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, sincretizada como Ochún para los afrocubanos.

De cualquier manera Regla es un lugar ideal para pasear, muy atractivo e interesante para los extranjeros. La gente de ese pueblo habla alto, gesticula mucho, pero sobre todo tiene en alta estima el orgullo de pertenecer a ese pedazo de territorio, donde lo negro muestra su sello indiscutible desde el 1687 de su fundación.

En 1598 a petición de los negros libres de la futura Regla se había fundado la Hermandad de Nuestra Señora de los Remedios, una cofradía en la cual resultaba de gran popularidad esa virgen, tal y como sucedía con Santa Bárbara, patrona del rayo y del fuego, sincretizada con el Shangó yoruba. Ambos protectores de astilleros y fundiciones.

La gente de ese pueblo habla alto, gesticula mucho, pero sobre todo tiene en alta estima el orgullo de pertenecer a ese pedazo de territorio

En 1714 entonces se proclama a la Virgen de Regla como la patrona del pueblo.

Cuando se desembarca aparece una concurrida avenida y calles empedradas, de estas la más inmediata es Santuario, donde se encuentra la Ermita de Regla y otros puntos de interés religioso.

Esas casas antiguas están dentro del «casco histórico» de la ciudad ubicados en terrenos del antiguo «El Ingenito». Construcciones de muros y maderas en las ventanas, viviendas que bien pudieron terminarse en 1762.

En ese entorno se encuentran cuatro puntos imprescindibles para la religión afrocubana: La Iglesia de Nuestra Señora de la Virgen de Regla, la Sala de Extensión, contigua, el Santuario Popular de Panchita Cárdenas y el Museo Municipal «Eduardo Gómez Luaces», este ultimo a unas siete cuadras de la calle Santuario.

Pero Regla también es un sitio de chinos. En 1847 allí anclo la fragata Oquendo que trajo los primeros 300 chinos culíes, que en indostaní quiere decir «labradores pobres», base de una migración que se difumino por toda la capital cubana.

Regla tiene una extensión de poco más de nueve kilómetros cuadrados

El 7 de septiembre es el día de la gran fiesta de la virgen de Regla, el 3 de marzo el de la fundación del municipio. Allí existe, como tradición, «El baile de las flores», en mayo, una bienvenida a la primavera, celebración -como todas allí- que termina con toques de tambor.

Regla tiene una extensión de poco más de nueve kilómetros cuadrados, y está ubicada en una especie de colina que se alza, mirando al mar, desde un costado de la bahía.

Allí viven alrededor de 41 mil 500 habitantes y a este poblado de pescadores se le unió Casablanca, que tomo vida en el propio siglo XVIII en las faldas de la fortaleza de La Cabaña, con realce por Nuestra Señora del Carmen.

En Casablanca existe una parroquia del Carmen, asociada al Obispo Juan José de Espada y Landa, quien le concedió licencia de construcción en 1818.

Allí viven alrededor de 41 mil 500 habitantes y a este poblado de pescadores se le unió Casablanca

Ese es el sitio también donde aparece las oficinas y laboratorios principales del Instituto Cubano de Meteorología, al lado de una plazoleta donde se alza un Cristo enorme, mirador perfecto de la bahía habanera.

La escultura fue elaborada en mármol, en Italia, por la artista cubana Gilma Madera y tiene una altura de 18 pies (poco más de 14metros).

Volviendo propiamente a Regla, la ciudad posee el Liceo Artístico y Literario, inaugurado en 1878. Además, cuenta en su parte mas alta con la «Colina Lenin», sitio acondicionado y con esculturas, homenaje de los obreros del lugar preparado en enero de 1924, cuando la muerte de ese político y pensador ruso.

Es un espacio de muchos matices, donde prima el color, la música y desde donde el paisaje capitalino toma un brillo particular.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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