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Un recorrido en el tiempo por el antiguo Central Soledad en Matanzas

Situado en Jovellanos, Matanzas, el central Soledad era en 1958, el No. 75 del país por su capacidad de molienda que ascendía a 260 000 @ de caña diarias. Tenía un rendimiento industrial bajo, empleaba a 2 500 trabajadores en zafra y poseía 528 caballerías de tierras propias.



Era propiedad de Estanislao del Valle Grau, quien poseía, además, el central Natividad. Este lo presidía y su hijo Antonio del Valle Goicochea era su tesorero. El central Natividad pertenecía a la familia – que estaba emparentada con los Iznaga – desde el año 1860 y el Soledad desde 1950. Del Valle Grau era también un poderoso ganadero, directivo de la Corporación Ganadera de Cuba, y gran colono, con cuotas de caña en los centrales Natividad y Stewart.

Se desconoce el año de la fundación del central Soledad, aunque algunos aseguran que se remonta a la década de 1820. A finales del siglo XIX había pertenecido a Dolores Pérez de Fernández, quien lo vendió en 1915 por $2 000 000 a la Cuban Cane Sugar Corporation.

En 1913 el Soledad sembraba la variedad de caña cristalina, empleando fertilizantes para su cultivo, lo que resultaba muy poco común en la época. Disponía para su transporte de una red de 30 kilómetros de ferrocarril de vía estrecha, 145 jaulas y tres locomotoras.

Su maquinaria se componía entonces de un basculador lateral y una desmenuzadora, seguidos de un juego de seis trapiches, seis defecadoras de 5 000 galones de cabida cada una; un evaporador de triple efecto con 16 500 pies de superficie calórica, tres tachos de punto de 314 sacos de cabida, doce cristalizadores abiertos de 110 sacos cada uno; 14 centrífugas de 40” y 6 de 30” y una batería de calderas con 2 200 caballos de fuerza, compuesta de siete multitubulares y cuatro de Nayer en seis hornos.

Tras la quiebra de la Cuban Cane fue rematado por $4 000 000 y pasó a la propiedad de la “Compañía Azucarera Atlántica del Golfo”. Junto con el Perseverancia era uno de los centrales más pequeños de la compañía y uno de los primeros que vendió cuando comenzó a deshacerse de sus centrales en la década de 1950.

Según la Comisión Técnica Azucarera de 1951, sus costos eran de $16.55 por cada saco de 325 libras, o sea, por debajo de la media de $17.87 y sus activos estaban valorados en cerca de $2 000 000 de pesos.

Tras el triunfo de la Revolución Cubana de 1959 el central fue expropiado por el nuevo Gobierno de la Isla que lo renombró como central Julio Reyes Cairo. El ingenio molió hasta la reestructuración de la industria azucarera cubana de los años 2000, conocida como Tarea Álvaro Reynoso. En ese momento se decidió paralizarlo y poco después fue demolido.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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