Puente de 23, más de cien años sobre el Almendares

lunes, 15 de abril de 2019

Solo mencionar al río Almendares trae para la Habana historias cargadas de antigüedad y vestigios del pasado , pero sin dudas el cauce de este afluente y su ubicación dentro de la capital cubana ha sido objeto del pensar de muchos ingenieros y arquitectos, pues la comunicación entre dos de las ciudades más importantes por el siglo XX (Marianao y la Habana) trajo consigo el ingenio de cinco importantes puentes que permitieran el comercio, el intercambio social y además la transportación de mercancías.

Dentro de las principales demandas de la época sobresalía la referida a la creación de la infraestructura que facilitara el intercambio entre varios repartos que por aquellos años estaban en plena ascendencia como es el caso de Kohly, Miramar y Alturas de Almendares.

Sin duda alguna a pesar de que este río ha sido atravesado por varios puentes a lo largo de toda esta historia que se narra, es el que se levanta a la altura de la emblemática Calle 23 del Vedado habanero, quien se gana el mérito de ser resaltado por la historia.

Muchos destacan la historia de la construcción del túnel de la bahía como las más relevantes y por supuesto gana gran mérito por el hecho de la envergadura de esta construcción, pero curiosamente a pesar de que los pobladores de la Habana del Este tuvieron que someterse a un período de espera para tal logro, ya para 1919 quedaba construido e inaugurado lo que se llamaría oficialmente en primera instancia como Puente de Miramar y fue conocido por todos como el Puente Pote, por el apodo mediante el cual era asociado el acomodado banquero José López Rodríguez, quien fuera de los principales impulsores de la creación del naciente reparto.

En el año 1958 este primer puente fue derrumbado para la construcción de un túnel que ocupa su lugar y desde el año 1959 cruza el río.

Hay mas del Puente Almendares…

El famoso puente Almendares se inauguró el 23 de enero del año 1911 e inicialmente le fue atribuido el nombre de Puente Asbert debido al apellido del gobernador de la Habana por aquellos años.

Pero a pesar de la imposición de esta etiqueta nunca nadie lo llamo así incluso los que intentaron atribuirle el nombre de Puente de la Habana pero no tuvieron éxito en su empeño pues su ubicación se impuso y siempre fue denominado Puente de 23.

Lo relevante de esta construcción radica en que eliminó el puente colgadizo que existía como vía de acceso entre ambos fragmentos de la avenida 23 y además permitió el paso de vehículos que anteriormente se realizaba utilizando una barcaza.

La construcción de esta obra corrió a cargo de la compañía española-norteamericana Champion& Pascual, quien primeramente evaluó la construcción de este paso utilizando una estructura metálica, técnica que por aquellos años era muy practicada pero influyó en gran medida el efecto que causa el salitre sobre los metales y fue entonces que el cambio de decisión en el proyecto conllevo a la realización del mismo a través de la utilización de hormigón armado.

Durante el proceso constructivo no fue posible encontrar el denominado “firme” para establecer los pilotes por lo que se tuvo que recurrir a una estructura de cimentación en forma de balsa de hormigón armado.

Ya casi a punto de concluir la obra jugó un papel distintivo la ayuda brindada por la compañía Havana Electric Railway Co. De origen norteamericana que dotó a la Habana de los primeros tranvías en el mundo, la cual se desplegó sobre el puente hasta Marianao, a cargo de esta compañía estuvo también la colaboración para las luminarias de la vía.

Las dimensiones reales del puente son de unos 214 metros de longitud y 13,5 metros de ancho y su costo estuvo por encima de los doscientos mil pesos, pero si algo hay que destacar de su instauración es que constituyó uno de los primero puentes de hormigón armado en nuestro país.

Este puente fue objeto en el año 1940 de una reparación capital.

Sin duda alguna fue un gran aporte a las memorias de la Ingeniería Civil cubana.