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¿Por qué se llamaba «peseta» a la moneda de veinte centavos acuñada en Cuba?

La emisisón de monedas metálicas de veinte centavos de los años 1915,1916,1920,1932,1949 y 1952 fueron realizadas con un contenido de 900 milésimas de plata y 100 milésimas de cobre. En todas las ocasiones menos en la última, de 1952, el anverso mostraba la imagen de una estrella radiante y el reverso reproducía el Escudo Nacional. En la emisión de 1952 el anverso refleja el izamiento de la Bandera Nacional en el Castillo del Morro de La Habana y en el reverso se ven los vestigios de la finca La Demajagua; una majagua cuyas raíces, al crecer el árbol, atraparon en su abrazo a la rueda matriz o dentada de la fábrica, la voladora y la parte de la máquina de vapor que luego de la destrucción quedaron en el lugar mismo donde antes estaba enclavada la casa de máquinas o casa de moliendas.



A partir del 16 de marzo de 1737 quedó fijada la relación entre las monedas de oro y plata que circularon durante la época colonial. Los valores fueron a razón de uno por 15.06. Se decidió entonces que cinco piezas de dos reales (llamadas «pesetas») valieran un peso fuerte (que originalmente fue una moneda de plata de peso de una onza, el llamado «real de a ocho», que valía ocho reales fuertes o 20 de vellón). El «real de a ocho» circuló a partir de 1497 no sólo en todo el Imperio español sino como una divisa de referencia en el comercio internacional en todo el mundo prácticamente hasta que los EE.UU. descontinuaron su uso en 1857. Durante ese tiempo, el «real de a ocho» fue conocido en los EE.UU. con el nombre de «Spanish dollar». Tenía un peso nominal de 550.209 granos españoles, que son 27 gramos y 468 milésimas en el Sistema Métrico Decimal, con una pureza del 93.055%, lo que quería decir que contenía 25.56 gramos de plata. Por contraste, la ley de 1792 que creó la Casa de la Moneda en los EE.UU. decretó que el dólar de EE. UU. debía pesar 27 gramos, de los cuales sólo 24.1 gramos eran de plata.

En los dominios americanos de España rigió el cambio de cuatro piezas de 2 reales por cada peso fuerte. Así, era buen negocio traer a la América pesetas españolas (es decir, monedas de dos reales circulantes en España), ya que solamente hacían falta en los territorios españoles del Nuevo Mundo cuatro de estas «pesetas» para adquirir un peso fuerte o real de a ocho, mientras que en España hacían falta cinco reales para el canje por un peso fuerte. Hasta que la Real Cédula de 5 de mayo de 1754 prohibió que las pesetas españolas circulasen en las posesiones americanas.

Es por eso que en la Cuba Republicana la quinta parte de un peso cubano en moneda metálica, es decir, la pieza de veinte centavos fue «bautizada» y conocida popularmente como «peseta», nombre por el cual se había hecho referencia durante gran parte del periodo colonial a la moneda metálica de dos reales, representativa de una quinta parte de un peso fuerte en el sistema monetario regente en España desde los Reyes Católicos hasta la instauración de una nueva «peseta» que nada tenía que ver con esta “peseta” de dos reales como base de ese sistema a partir del 19 de octubre de 1868 (a raíz del destronamiento de Isabel II) hasta el 1 de enero de 1999 cuando fue sustituida por el euro.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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