Pico Turquino, escalando el balcón de la nubes en Cuba

sábado, 6 de abril de 2019

Hablar del Pico Turquino en Cuba es símbolo de grandeza tanto histórica como natural, es también sinónimo de una travesía arriesgada y de una aventura para recordar.

Esta elevación que se encuentra compartiendo territorio entre las provincias de Granma y Santiago de Cuba mediante el Parque nacional que se ubica en el epicentro del sistema montañoso Sierra Maestra constituye para los cubanos parte de sus registros históricos, fue acá done se libraron importantes batallas y se concibieron los planes para la emancipación de la Isla en 1959.

Pero sin dudas, seguir esta ruta hasta la cima de la elevación más que una experiencia histórica, sostiene un reto colmado de adrenalina. E

sta travesía destacó en 2016 como la primera propuesta dentro de la lista Lonely Planet, y es que, recorrer los senderos que comienzan amplios y se van haciendo estrechos y empinados es algo que atrapa a los excursionistas que se deciden a emprender el periplo con la esperanza de llegar a la meta.

El recorrido se hace difícil por intervalos, donde la forma empinada del camino, la falta de oxígeno y la majestuosidad que imputa la montaña, ponen en dudas la continuidad del sendero para inexpertos y temerosos, y mantiene en la mente de los que deciden continuar las dudas de llegar a la meta final.

Existen dos opciones para emprender la travesía, la subida puede ser desde Granma para los más asiduos a la vida en campaña, pero para los que desean hacer el periplo en solo un día el sendero perfecto es el Santo Domingo, a través del cual en solo algunas horas se alcanza la cima del tan memorado pico.

Sin embargo hay quienes deciden ascender a través de las Cuevas de Granma y así disfrutar un poco del itinerario y después descienden por Santo Domingo que resulta la senda más rápida.

En situaciones como esta y más cuando se recorre la zona por primera vez, es imprescindible la figura del guía no solo por lo peligroso de la ruta sino también para conocer mejor cada detalle del camino, una de las las cualidades más admirables de la rutas es el conocimiento perfecto del lugar por parte de estas personas que en la mayoría de los casos son oriundos de este lomerío, y que pueden hacer el recorrido varias veces al día.

Con solo dar el primer paso y adentrarse en el sendero estrecho y empinado comienzan a sentirse los aromas que definen el ambiente natural, húmedo en la mañana y mezclado de manera inigualable con el trinar de las aves, tupido por la verde vegetación.

La travesía siempre es bueno comenzarla antes del amanecer para avanzar un poco en el camino con las fuerzas completas y a medida que va amaneciendo, observar el paisaje que la noche guardaba y que parece sacado de pinturas sobre naturalezas, el esplendor de la naturaleza se lleva todos los galardones.

Muchas son las especies de la flora y la fauna que acompañan al visitante durante el recorrido dentro de las que destacan los helechos, árboles frondosos, bijiritas, tomeguines y muchos otros que, parecen mostrarse dados a la fotografía aunque la humedad se imponga y afecte la calidad de la imagen.

A lo largo de la caminata pueden ser vislumbrada alguna casa de madera a lo lejos, ellas a través de sus paredes y techos construidos con palma y guano reflejan también rasgos que definen identidad y tradición del campesino cubano, que no vacila en ofrecer un café o algún consejo para el camino a los excursionistas que hacen una visita de paso por el lugar y dejan también registrada alguna instantánea dentro de los dispositivos electrónicos.

La humedad, causada por la sombra de los árboles o incluso por alguna llovizna fina ocasional, hace que los pies se llenen de fango por lo que se recomienda usar botas ligeras o zapatos acordes para esta actividad.

Resulta impresionante como debido a la altitud, en ocasiones puede verse el azul del mar pero vuelve a perderse rápidamente.

Durante la subida no se recomiendan comidas pesadas que puedan causar indigestión o simplemente impedir el recorrido, más bien es aconsejable llevar caramelos, bebidas energéticas y alimentos ricos en azúcar que ayuden a mantener la energía del cuerpo equilibrada durante esta aventura que en momentos se vuelve desesperante y puede causar decaimiento y destemplanzas a los que hay que saber reponerse con rapidez para terminar el recorrido hasta el final.

El sacrificio vale la pena, y a pesar de que parece interminable la ruta, ella llega a su fin justo en la cima cuando puede observarse en el mismo centro de la montaña un busto del Héroe Nacional de Cuba José Martí colocado en el año 1953 en homenaje al centenario de su nacimientos y creado por al destacada escultora Jilma Madera a quien también se le atribuye la majestuosidad del Cristo de la Habana.

Como se diría en buen lenguaje cubano, «hacia abajo todos los santos ayudan´´, por tanto el descenso ya va cargado también de muchas emociones y de un reto cumplido, desde arriba se pueden divisar las aguas del mar caribe y los pies parecen más livianos después de descansar un rato, ya se notan sonrisas más alentadoras en los rostros que disponen todas su fuerzas para llegar a la base de esa gran montaña que atesora dentro de su historias, aquella de febrero de 1900 cuando se registrara la primera nevada ahí, en el Pico más alto de Cuba y los termómetros revelaran menos seis grados de temperatura.