Maravillas de Cuba antes de 1959: Lo que pasaba en La Playa de Marianao, se quedaba en La Playa de Mariano

miércoles, 31 de mayo de 2017

Cuando la farándula habanera de los años 20 quería escabullirse de las malas compañías, las miradas imprudentes y el ruido de los claxons; frecuentaban la Playa de Marianao, donde se rodeaban de un ambiente más musical.

Con el advenimiento de la ley seca en Los Estados Unidos, empezó a llegar a Cuba un turismo norteamericano muy sui generis: el turismo marinero. Y su última parada, era el punto de reunión de los trasnochadores cubanos: La Playa de Marianao, entre Quinta Avenida y Miramar.

Este lugar de fiesta constituía en aquella etapa, y lo fue hasta finales de 1950, un enclave de cultura popular habanera. Música y bailes realizados en este espacio recorrieron el mundo. De alguna manera, constituía un gran centro turístico con bares, kioskos de música, cabarets de segunda o tercera categoría, balnearios y casas de juego.

Se tocaba son y rumba, de negros, mulatos y gente marginada. Los habituales eran los bebedores de toda la vida, gente pilla, fiestera, vendedores ambulantes y elementos de hampa política y social. Eran sus visitantes, por decirlo de alguna manera, La Habana pecadora, agitada y lista “pa’ todo”.

Y es que, aunque muy diferente de los espacios donde se reunía la burguesía cubana e internacional, este lugar y sus servicios alcanzaron gran popularidad. Soneros célebres frecuentaron y permanecieron en la Playa: el Sexteto Boloña, Matancera, Colin, Enriso, Conjunto de Arsenio Rodríguez,  entre otros.

También existía una academia de baile llamada Pompilio, donde “tras el telón” se aprendía a bailar por diez centavos la pieza. Las mujeres enseñaban los bailes de moda a los hombres, pero en realidad muchas de estas academias encubrieron la prostitución, por eso se habla de academia, entre comillas.

En aquella Playa tocaron agrupaciones y músicos famosísimos como Benny Moré, Manuel Corona, entre otros. Allí bailó hasta el año 1943 la rumbera Carmen Curbelo que luego llevó la rumba  a Chicago, Nueva York y Hollywood. Y así muchos otros, desde los años 20 hasta los 60, se aferraron a los bares de La Playa de Marianao, como si no hubiera otro lugar en el mundo.

Por: Alejandra Angulo Alonso