La Palma Real: la reina del vergel

sábado, 7 de abril de 2018

Recorrer los campos de Cuba y ver las palmas reales es muy habitual, tanto en los valles como en las montañas se divisan esbeltas como las reinas del vergel.

Por eso es el árbol nacional de Cuba que tanta utilidad ha tenido para la subsistencia de muchas personas donde el campo fue y es un refugio por diversas circunstancias de vida.

Observa la entrada de los caminos o carreteras que conducen a los centrales azucareros o los bateyes para que veas que sirven de ornamentación por las características de su naturaleza.

Los bohíos, los vara en tierras y otras construcciones han cobijado a los campesinos y también a determinadas cosechas de tabaco o productos del agro.

El tronco de las palmas alcanza hasta 25 metros de altura y con excepciones hasta 40, ofrece la posibilidad de lograr tablas para las paredes de las construcciones agrestes.

Esos penachos terminales de largas hojas cubren todas esas estructuras arquitectónicas que tipifican la mayoría de los asentamientos campesinos.

Con las espatas florales se hacen cestas no tejidas; las yaguas secas sirven para cubrir las hojas curadas del tabaco en tercios y antiguamente para las conformar las paredes de los bohíos.

Casi todo se aprovecha de la palma porque sus flores son fuente melífera para las abejas y los colgantes palmiches al caer alimentan a los cerdos.

También el aceite de palmiche es básico para fabricar jabones. Para barrer los patios de las casas no hay nada mejor como los racimos secos de las palmeras.

Algunos tradicionales aconsejan las raíces de la reina de los campos de Cuba como cocimiento diurético, que provoca expulsar cálculos y para el tratamiento de la diabetes.

Y se dice que tiene propiedades calmantes; También hay lugares donde utilizan racimos secos de palma para azotar a los árboles que no dan fruto, al tiempo que le pronuncian amenazas u ofensas.

Es sin dudas la Palma real una compañera permanente por diferentes motivos de ahí la declaración de ella como el árbol Nacional.

Justo es, por ser el más numeroso de los árboles, por su notoriedad en el paisaje, por la utilidad, belleza y por estar en el escudo Nacional.