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La fascinante historia de los bicitaxis de La Habana el “invento” criollo que nació con la crisis de los 90

Aunque al día de hoy el paisaje urbano de La Habana y otras ciudades de Cuba no se concibe sin la presencia de los bicitaxis, la realidad es, que antes de la década de 1990, estos populares ciclos no se veían en la mayor de las Antillas.



Fue con la pavorosa crisis económica de los años 90 que el ingenio criollo creó los bicitaxis como una forma de paliar las enormes dificultades del transporte y, al mismo tiempo, conseguir algunos pesos.

Los primeros de que se tienen noticias comenzaron a circular en las inmediaciones de la terminal de ferrocarriles en la Habana Vieja. Como las guaguas se habían esfumado por la falta de combustible, estos bicitaxis pioneros (armados con partes y piezas de bicicletas chinas) tuvieron una gran aceptación entre los habaneros. Sobre todo porque eran capaces de sortear las estrechas callejuelas de la ciudad repletas de personas a cualquier hora del día.

Las tarifas de los bicitaxis se negociaban en el lugar del pasaje en dependencia de la distancia y hasta el día de hoy es una “regla” que se mantiene. Nunca los bicitaxis han tenido ni tarifas ni rutas fijas.

Como casi única alternativa a la brutal crisis del transporte el Gobierno de Cuba inundó el país con bicicletas chinas en la década de 1990. Las leyes del tránsito e incluso las calles se modificaron para que el nuevo medio de transporte, que se volvió masivo, pudiera circular sin dificultades. Así surgieron las ciclovías (la más famosa de las cuales se extendía hasta Guanabo en las Playas del Este) y los ciclobús que en algunos puntos de La Habana cargaban bicicletas de un punto a otro.

La llegada de los ciclos chinos aportó muchísima materia prima a la “industria del bicitaxi” que, además, se vio favorecida con miles de accesorios de autos, ómnibus y camiones que pasaban a mejor vida producto de la crisis.

Así se multiplicaron estos curiosos taxis de tracción humana que a pesar de que tienen en común las tres ruedas y el asiento del conductor se diferencian en todo lo demás, pues el ingenio y el gusto de cada dueño los ha ido diversificando hasta el punto de convertirlos en uno de los principales atractivos de la capital cubana.

Algunos críticos sostienen que los bicitaxis son una muestra no de la expresión de la cultura de la ciudad, sino de la decadencia de esta, y que una vez que se superen las dificultades que les permitieron surgir deberían desaparecer, pues no sólo afean el entorno urbano, sino que atentan contra la salud de sus propios conductores.

Parece difícil, pues los bicitaxis se han convertido en parte del paisaje de la ciudad y en un elemento cultural más que en un medio de transporte. Los cubanos se han acostumbrado a ellos y no es fácil acabar con las costumbres una vez que se han arraigado.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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