La desconocida “mosca asesina” que causa estragos la Península de Guanacahabibes

jueves, 1 de noviembre de 2018

La Península de Guanacahabibes, en el extremo más occidental de Cuba, ha sido considerada siempre inhóspita y peligrosa. Hubo una época en que constituyó el refugio preferido de bandidos, piratas y personas de mala vida que quedaron inmortalizados en la toponimia del lugar.

Sin embargo, muchos habitantes de la zona afirman que el principal peligro que ha existido siempre en Guanahacabibes no son los bandidos, la escasez de agua o los perros jíbaros, sino un minúsculo insecto de apenas un centímetro que llaman “la mosca asesina”.

El insecto puede ser considerado inofensivo, pero carga con una larga lista de víctimas.

Con su picada introduce sus larvas bajo la piel humana y estas comienzan a devorar los tejidos para alimentarse. En poco tiempo se produce la necrosis y para evitar la infección generalizada es necesario arrancar por lo sano para evitar que siga avanzando el mal.

Carmen, quien tiene 78 años de edad, puede dar fe del mal que provoca la “mosca asesina”. Cuando era muy jovencita pasó una gran temporada ingresada en el Hospital Calixto García de La Habana sometida a curas terribles por la infección que le provoco el insecto en su pierna izquierda. Una enorme cicatriz la ha acompañado desde siempre como recordatorio del peligro que representa.

Aún así, Carmen tuvo suerte. Otros vecinos de Guanahacabibes han quedado con un brazo inutilizado, o perdido las orejas y las narices tras ser picados por la mosca asesina.

Los científicos cubanos no se ponen de acuerdo sobre cuál insecto en específico es el causante de las terribles picadas; pero la mayoría supone que pudiera tratarse del del gusano barrenador del ganado (Cochliomyia hominivorax), que habita en las zonas tropicales del planeta.

Aunque los habitantes de Guanahacabibes insisten en que la “mosca asesina” es extremadamente peligrosa, gran cantidad de personas entran y salen de la Península sin ser afectadas, lo que pone en duda que en realidad se trate de un mal de proporciones bíblicas como estos aseguran.