La desconocida historia del único arco de triunfo que ha sobrevivido en Cuba

martes, 28 de agosto de 2018

Los arcos de triunfo fueron muy populares en Cuba durante el siglo XIX y la primera mitad del XX. Estas construcciones, heredadas de la cultura grecolatina, se construían rápidamente y servían para homenajear a políticos y militares o saludar algún acontecimiento de suma importancia.

En Cuba existieron muchísimos arcos de triunfo. Sin embargo, la mala calidad de los materiales empleados, junto a los cambios políticos (que provocaron el derribo de unos cuantos) y la escasa resistencia ante los huracanes, provocaron que, al día de hoy, sólo haya sobrevivido uno de ellos, el dedicado a la República que se encuentra en la ciudad de Cienfuegos.

Erigido en el extremo oeste de la Plaza de Armas (actual Parque Martí), este arco de triunfo tiene un elevado valor histórico y simbólico. No sólo por ser el único que ha sobrevivido al paso del tiempo entre todos los que se levantaron en la Isla para conmemorar el acontecimiento, sino por el hecho de haber sido costeado por los obreros de la ciudad quienes donaron el dinero necesario sacrificando parte de sus pobre emolumentos.

La idea de construir este arco de triunfo surgió en el Club Patriótico La Cubanita. Las mujeres que formaban parte del mismo encontraron el apoyo de las logias masónicas, sociedades patrióticas y algunos empresarios. Los albañiles y carpinteros más importantes de la ciudad decidieron donar su trabajo y un día antes de que naciera la República de Cuba, el monumento ya se erguía en la Plaza de Armas, escoltado por las palmas que aún le acompañan.

A su inauguración asistieron las principales autoridades de Cienfuegos y el cónsul de los Estados Unidos en la ciudad. En las tres astas que se colocaron sobre el arco se izaron entonces las banderas de Cuba, Cienfuegos y la de los trabajadores.

Cuando se cumplió el cincuentenario de la República en 1952 y se comenzaron a preparar los homenajes de rigor las autoridades del país comprobaron consternadas que el único arco de triunfo que quedaba en pie era el que habían erigido los obreros de la Perla del Sur.