Descubre los secretos de Santa María del Rosario, el apacible pueblo de la Catedral de los Campos de Cuba (+ Video)

jueves, 9 de agosto de 2018

En el pueblo de Santa María del Rosario en las afueras de La Habana parece que el tiempo se detuvo. La Carretera Central tuvo la mala idea de no atravesarle y esa fue su ruina. El vecino Cotorro prosperó y la población en la que se construyera la Catedral de los Campos de Cuba se hundió en el olvido. Por suerte nos quedan sus historias y leyendas, una riqueza que la peor de las suertes no puede borrar.

La Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Rosario engaña cuando se le ve. Su fachada de piedras de cantería sin adornos no hace sospechar al visitante los tesoros que se exponen tras sus puertas de maderas.

Adentro todo cambia y sobre el viajero cae todo el peso de la magnificencia de lugar. El altar es enorme y en sus columnas salomónicas aún brilla el oro del que fueran recubiertas; custodiado desde las pechinas por santos salidos de la mano del que se considera el primer pintor genuinamente cubano, José Nicolás de Escalera.

Estas obras de Escalera constituyen un incalculable tesoro para la cultura cubana y en ellas se mezclan la típica temática religiosa con el talento criollo de un pintor del siglo XVIII anclado en la comarca rosareña.

La más notable es, sin dudas, Santo Domingo y la Noble Familia de Casa Bayona, la primera pintura cubana en la que aparece un hombre de la raza negra. Este aparece sentado a los pies del primer Conde de Casa Bayona, como un fiel servidor que, con desenfado cruza su brazo sobre la pierna de su amo.

Cuenta la leyenda que este fue el esclavo que llevaba a los condes el agua de un manantial secreto y curativo de las inmediaciones del ingenio Quiebra Hacha que curó grandes dolencias a la aristocrática familia. Por esa razón el conde Don José de Bayona y Chacón insistió en que se le pintara a su lado.

En el manantial, luego famoso, se construiría años después el balneario de Santa María del Rosario.