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Archivo TodoCuba

Descubre la historia de Mantilla, uno de los barrios más emblemáticos de La Habana

Hasta el día de hoy los historiadores no se ponen de acuerdo sobre la fecha exacta en que se fundó Mantilla, uno de los barrios más emblemáticos de La Habana, ni de dónde se deriva su nombre.



Algunos afirman que el origen del caserío data de 1822 cuando en el lugar donde hoy se encuentra la barriada apareció una taberna llamada Mantilla en la que se detenían los que hacían el camino entre los asentamientos de La Palma, Calvario y Managua. En ese entonces el pueblo importante era El Calvario, fundado en 1735 y que ya sumaba 197 casas y cerca de mil habitantes.

Así que Mantilla en sus primeros años no fue más que un cuartón del barrio de El Calvario y luego un reparto de ese pueblo, hasta que en 1976, la nueva división político administrativa le separó del mismo y lo convirtió en un consejo popular independientes.

Los primeros habitantes de Mantilla se dedicaron a los cultivos varios, pero pronto abandonaron las tareas agrícolas para dedicarse al comercio y los servicios, alrededor de los cuales el barrio fue ganando en importancia y progresando en la misma medida en que se iba empobreciendo El Calvario. Ya en 1841, menos de 20 años después de su fundación, existían en Mantilla 200 establecimientos comerciales.

Uno de los hitos que más contribuyó al desarrollo de Mantilla fue la instalación en la localidad del paradero de la Ruta 4 que enlazaba el barrio con La Habana y que terminó por ser todo un símbolo de la barriada.

La Ruta 4 fue una de las más eficientes de La Habana y una gran fuente de empleo para los vecinos de Mantilla. La frecuencia de salido entre un carro y otro era de pocos minutos y así se mantuvo hasta que fue nacionalizada por el Gobierno cubano en 1960 y el servicio se volvió una porquería.

La Ruta 4 fue una de las más eficientes de La Habana y una gran fuente de empleo para los vecinos de Mantilla

Otros grandes comercios e industrias de Mantilla que contribuyeron al progreso del barrio y que aún permanecen en el recuerdo de sus vecinos fueron la cremería pasteurizadora de El Lucero y el Alí Bar donde reinó por décadas Benny Moré y que hoy pertenece a San Miguel del Padrón.

El comercio y la industria activaron también la vida cultural de Mantilla y en 1904 se creó el Liceo en el que se daban bailes populares. A pesar del reclamo de los vecinos para que se restaurara, el gobierno local de Arroyo Naranjo decidió dividirlo y convertirlo en viviendas precarias.

Hoy Mantilla es una comunidad aislada de escaso desarrollo, sumamente precarizada, rodeada de asentamientos ilegales, con un alto índice delictivo y múltiples problemas sociales. Los precios de sus casas se encuentran entre los más bajos de la ciudad de La Habana, prueba del poco favor que le tributan sus propios habitantes.

Triste presente para el que fuera uno de los barrios con más empuje de la capital de la República.

Escrito por | Redacción TodoCuba

Fuente: Archivo TodoCuba

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