Cunagua, la playa cubana que se encuentra en medio de un pueblo fantasma y solo es habitada dos meses en el año

lunes, 19 de noviembre de 2018

De aguas salobres y no tan cristalinas y una áspera grava en vez de fina arena, se pudiera decir que no es bonita; pero también tiene sus encantos, entre los que se encuentran una mezcla de parajes singular y es más rentable para los que buscan opciones más económicas.

La playa de Cunagua que es un pueblito fantasma durante diez meses, tranquilo, silencioso,donde por las tardes no se ve ni a las personas, se llena de personas en los meses de vacaciones. Aparecen de todos los rincones para disfrutar de la brisa y la sal.

El caserío, que se encuentra mar adentro sobre pilotes, es de paredes de tabla y techos de guano. Sus construcciones son hechas con materiales naturales (tabla de palma y guano. Se puede apreciar un paisaje exótico, muy distinto a la costa norte de Ciego de Avila, separadas no solo por un terraplén. El lugar no tiene lujos y para las personas que lo visitan, al parecer no es necesario.

En julio y agosto, los visitantes sienten allí que encuentran la felicidad y es por eso que muchos dicen que es un templo. La playa está rodeada de un amplio humedal y varios cayos al norte. A muchos de ellos se pueden llegar caminando debido a la poca profundidad del mar.

La playa Cunagua, que se encuentra a poca distancia de las zonas turísticas de los cayos Coco y Guillermo, es totalmente diferente a lo que los turistas pueden encontrar en dichas zonas: esta es la playa de las personas con bajos recursos, es decir, a la que tiene acceso la mayoría de la población cubana.

Las casas son habitadas por sus propietarios por un corto período de tiempo, ya que la mayor parte del año las tienen rentadas, una opción para que vacacione toda la familia. Llevan todo lo que creen necesario para pasarse días o semanas. Algunos duermen en colchonetas en el suelo, pero entre todos se paga el alquiler.

Cuando llueve, el lugar se llena de mosquitos debido a que todo se inunda. Predomina el piso de tierra y hay que pagar para que venga un tractor pipa a traer agua potable.

A pesar de la falta de arena, el agua muy salobre, poco profunda y oscura, las piedras que cubren la orilla, los mosquitos, el mal olor que es arrastrado por la brisa del mar, no se puede subestimar el placer sentido por los visitantes, que aunque no es en las condiciones de los hoteles de lujo, disfrutan de unas merecidas vacaciones en la playa.