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Conociendo algunas de las casas más famosas del célebre Paseo del Prado

Una de las esquinas más famosas de La Habana es la de Prado y Trocadero. En ella se levantan sobre la acera de la izquierda camino al mar dos de las residencias más fastuosas que existieron en La Habana.



La primera de ellas se consideraba a comienzos del siglo XX como la más lujosa de la capital cubana y fue construida por una acaudalada dama francesa de apellido Scull. Luego se convertiría en la residencia de Felipe Romero, Conde de Casa Romero, quien la habitó con su familia.

Cruzando aparece la magnífica mansión que perteneciera al presidente de la República, el mayor General José Miguel Gómez. Antes, en ese mismo lugar se encontraba otra esplendida vivienda, la de la Benefactora Marta Abreu, que Tiburón mandaría a demoler para levantar la suya.

Las dos casas contiguas pertenecieron también a Marta Abreu; no así la de Prado y Refugio, en la misma acera, que fue propiedad del millonario Frank Steinhart, dueño de los tranvías de La Habana.

Antes de que Steinhart construyera allí su mansión, el espacio lo ocupaba una de las casas más curiosas de La Habana, pues su planta baja se encontraba un par de metros por debajo del Paseo del Prado, por lo que, desde esa calle se podían observar y casi tocar con la mano, las copas de los árboles frutales que la familia que la habitaba tenía sembrados en su jardín.

Steinhart mandó a demolerla y construyó la suya. Al morir quedó en manos de su hija que se negó a abandonar Cuba tras el triunfo de la Revolución de 1959 y se quedó solo en compañía de un cocinero de origen chino. Como ella era inválida y el cocinero chino también no se veían, pues ella ocupaba la planta alta y el la baja.

En los años que habitó la casa esta extraña pareja el tiempo se detuvo. Todo el tiempo lo pasaba en cama la hija de Steinhart con las cortinas de terciopelo cerradas, impidiendo el paso de la luz.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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