Cayo Media Luna: un tesoro bajo el mar

viernes, 19 de julio de 2019

Cuba es reconocida a nivel mundial por la belleza de sus playas. Sus cayos son apreciados por la exuberancia de la flora y fauna, el agua cristalina y cálida y al arena fina y blanquísima, tal como Cayo Media Luna.

Sin embargo, si además de sus atributos naturales se le añade a un cayo un atractivo histórico aderezado con historias de corsarios, piratas, tesoros y barcos hundidos, el resultado es un paraíso para los sentidos y la aventura.

Así es el Cayo Media Luna.

El islote, cerca de Cayo Guillermo, fue descubierto hace muchos años y sufrió daños naturales, debido a la Guerra de Independencia cubana.

Luego, fue comprado por José Miró, un catalán que emigró a la isla.

Este prometió que dejaría su isla privada al primer varón de la línea de descendencia de su hija mayor.

En su islote la familia, de ascendencia catalana, construyó la Casa Miró, una de las casas más importantes de Cuba en términos aristocráticos.

Luego de 1959, los Miró emigraron del país y el cayo quedó abandonado.

Los atributos paradisíacos de Media Luna, no se ven a simple vista, están sumergidos.

Vinculado con la historia de corsarios y piratas, el cayo de sólo 13, 7 hectáreas, está rodeado de un impresionante fondo marino con hermosas formaciones coralinas, bancos de peces y restos de una embarcación.

Según los expertos, la nave data de 1920 y se hundió al chocar con la barrera de arrecifes existente en el lugar, una de las más grandes del Caribe.

El espacio constituye actualmente un museo marino.

En él se exhiben cañones de galeones, un ancla gigante, una hélice de submarino, artículos de barro y porcelana, vasijas de cocina.

Y una efigie de bronce, conocida como la estatua de Guillermo, objetos que han contribuido a su historia de leyendas y naufragios.

Los visitantes pueden llegar actualmente al cayuelo en modernos catamaranes.

Y allí disfrutar de los tesoros naturales que guarda y, quién sabe, de algunos de sus secretos ocultos bajo el mar.