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Así se fundó Santa Clara, la encantadora ciudad sin mar al centro de Cuba

Santa Clara es una ciudad con suerte. Ni por asomo fue de las primeras en fundarse en el centro de Cuba y, sin embargo, terminó por ser la más grande e importante de todas.



Sin temor a equivocación se puede afirmar que Santa Clara es la hija pródiga de Remedios, pues fue un grupo de vecinos de la Octava Villa los que decidieron probar suerte y asentarse más al centro de la Isla para ponerse a resguardo de corsarios y piratas que en los primeros siglos de la dominación española los tenían en un sin vivir.

Estas emprendedoras familias se asentaron en el hato Antonio Díaz en la Loma del Carmen a 40 kilómetros de Remedios el 15 de julio de 1689. Como aún no había un solo techo en la que desde entonces llamarían Santa Clara, se acomodaron todos a la sombra de un tamarindo y levantaron todas las formalidades de rigor.

Santa Clara terminó por ser la más grande e importante de todas las del centro de Cuba

Como era costumbre el primer esfuerzo lo dedicaron a la construcción de la iglesia (en Remedios habían dejado dos, pero querían la suya para ahorrarse la caminata). Poco más de un cuarto de siglo después, se encontraron los vecinos de Santa Clara en condiciones de adecentarla, y entonces mejoraron el templo haciéndolo de ladrillo y tejas, pues el primitivo era poco más que una mísera casucha de tablas y guano.

Todos aportaron a la obra. Los que tenían dinero aportaron dinero; y los que no tenían donde caerse muertos aportaron la mano de obra ofreciéndose como peones.

La Parroquial Mayor de Santa Clara, de la que ya no queda nada, era de una sola nave con dos capillas laterales y un campanario con cuatro campanas. Dos de ellas eran sumamente suntuosas y cuenta la leyenda que junto al cobre con el que fueron fundidas se mezclaron joyas de oro y plata en gran cantidad para darle “mayor sonoridad”.

Santa Clara es la hija pródiga de Remedios

Mientras otras iglesias más antiguas sobrevivieron porque sus pueblos eran demasiado pobres para andar pensando en caprichitos, la Parroquial Mayor de Santa Clara cayó víctima de la piqueta cuando a los políticos republicanos se les ocurrió ampliar el Parque Vidal para que quedara más bonito y moderno.

En agosto de 1923 comenzaron a derribarla y la dejaron medio en ruinas. El padre Tudurí, párroco del lugar se empecinó en reconstruirla (lo que era un disparate igual a derribarla) y le pidió ayuda al mismísimo presidente de la República, Gerardo Machado, quien se negó de plano. Cuentan que el cura se tragó el berrinche y poniéndole la mano en el hombro al mandatario sólo le dijo: “No importa Gerardito, Santa Clara te la va a cobrar”.

Y bien que se la cobró. Machado tuvo que salir huyendo de Cuba el 12 de agosto de 1933, mismo día que se celebraba la festividad de la patrona de la ciudad, Santa Clara de Asís.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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