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La historia de Adrián Arturo Diz Pe, el futbolista cubano que el Gobierno considera un ‘traidor’ por haberse ido a jugar de forma profesional a Estados Unidos

Adrián Arturo Diz Pe comenzó a jugar fútbol a los siete años. Le gustó tanto que nunca pudo dejar de pisar la cancha y decidió dedicar la vida a ese deporte. Tesón que le fue premiado cuando fue convocado para integrar la selección cubana Sub 17 como zaguero. En el equipo trabajó tan duro que terminó por ser nombrado capitán.



Había talento en ese once. En la clasificación mundialista jugada en Puebla, México, superaron la primera ronda y llegaron a la muerte súbita. Por vez primera pudo ver en la grada a algunos cazatalentos que se interesaban en él; pero la dirección técnica del equipo no le permitía estar en contacto “con esa gente”.

En los centroamericanos de Veracruz en 2014 chocó por primera vez con un árbitro “tribunero” que en el minuto final del partido se inventó una falta que le dio el empate a México y decretó la eliminación de los cubanos. Hasta el público azteca abucheó la decisión del colegiado que mandó de regreso a casa a los cubanos.

Este fue su último momento “dorado” con la selección. A partir de ahí todo se vino abajo: Dio positivo en un control antidoping que lo condenó a estar dos años sin jugar en la selección. A pesar de sus alegaciones de inocencia, la Asociación de Fútbol de Cuba optó por no apoyarlo y respetar su sanción. Lo más que le permitieron fue jugar a escondidas el campeonato nacional.

La justificación que le dieron fue que “no había presupuesto” para apelar su caso, lo que le hizo sentirse abandonado por los federativos y reafirmarse en su decisión de dejar el país.

Estaba considerando dar este paso desde que la Asociación de Fútbol de Cuba lo obligó a jugar el amistoso como el Cosmos de Estados Unidos, justo cuando un representante francés había decidido pagarle una estancia en Europa para que fuera visto por algunos clubs. El hombre perdió su dinero y no quiso trabajar más con Adrián Arturo.

Pudo abandonar el país gracias a la ayuda de su amigo Kianz González, otro futbolista formado en Cuba. Él lo introdujo en el mundo de los clubes estadounidenses y, finalmente, fue fichado por el Portland Timbers 2, de la United Soccer League (USL); una liga profesional que se juega en ese país.

Antes tuvo que hacer de todo para salir adelante: limpiar langostas en una empresa de Miami, ser empleado de McDonals, entre ellas. Por suerte la vida le sonrió de nuevo y hoy trabaja en lo que le gusta hacer, jugar al fútbol. Lo único que le causa tristeza es estar separado de su familia y no poder ver a su madre en Cuba. Para las autoridades cubanas es un “traidor” y aún falta tiempo de los ocho años que debe purgar como condena.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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