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COVID-19, amenaza para la libertad de prensa
EFE / Gustavo Amador

COVID-19: nueva amenaza para la libertad de prensa

París, 21 de abril de 2020.- El informe anual de Reporteros Sin Fronteras (RSF) señala que la pandemia de la COVID-19 es una nueva amenaza para  la libertad de prensa en el planeta, ya muy golpeada en diversas regiones por la acción de gobiernos de corte totalitario, que toman provecho de la situación de crisis para limitar o impedir la labor de los periodistas.



Para Reporteros sin Fronteras, esta es una «una década decisiva» para la libertad de prensa. La RSF estima que la pandemia del coronavirus, así como incertidumbre, trae desafíos para la humanidad en muchos aspectos, especialmente en lo que concierne a la geopolítica, la democracia y la confianza, sin dejar aparte lo económico.

«Entramos en una década decisiva para el periodismo debido a las crisis simultáneas que afectan al futuro de la prensa», indicó el secretario general de la ONG, el periodista francés Christophe Deloire, quien consideró que la actual pandemia agrava la situación.

Corea del norte a la cola en libertad de prensa

La tradicional clasificación mundial de la libertad de prensa publicada por RSF está dominada de nuevo por los países nórdicos de Europa y cerrada por Corea del Norte, que sustituye a Turkmenistán, ambos en el vagón de cola de la llamada «zona negra», que incluye, entre otros, a China, Eritrea, Cuba, Guinea Ecuatorial o Egipto.

Aunque ese índice general registró una ligera mejora con respecto a 2019, un 0,9 %, RSF apuntó a que se produce en un contexto de degradación creciente en los últimos años, en los que ha caído un 13 % frente a 2013, el año que empezó a elaborarse.

Se mantuvo estable el número de países donde la situación es «buena», el 8 % del total, pero creció dos puntos, hasta el 18 %, el de aquellos en los que los periodistas trabajan en «zona negra», lo que indica que la situación es «crítica».

La COVID-19 como excusa

El deterioro fue manifiesto en aquellos países de la «zona negra» donde más ha golpeado la COVID-19, como China o Irán, que según RSF aprovecharon la situación de emergencia para establecer «dispositivos de censura masivos».

Deloire indicó que la pandemia ha sido «un factor multiplicador» del deterioro de la libertad de prensa en numerosos países.

Otro ejemplo es Hungría, cuyo primer ministro, Viktor Orbán, «hizo que se aprobara una ley relativa al coronavirus que sanciona la difusión de noticias falsas con penas de hasta cinco años de prisión, una coacción completamente desmesurada».

Son muchos los gobiernos autoritarios que han aprovechado una crisis que interrumpe la vida política y genera consternación en la población para «imponer medidas que serían imposibles en tiempos normales», señaló el responsable de RSF.

Brasil y EE.UU., «antimodelos»

La clasificación destaca también que continúa el deterioro en algunas democracias, como en Estados Unidos y Brasil, donde sus presidentes no dudan en situar a periodistas en el blanco de sus dardos, lo que ha llevado a convertir a esos dos países en «antimodelos».

Las detenciones arbitrarias se han incrementado en África y el acoso a los periodistas de investigación y a la protección de las fuentes se ha visto amenazado en Asia, la región donde más ha reculado la libertad de prensa en el último año.

Oriente Medio y el norte de África siguen siendo las zonas donde más difícil resulta ejercer el periodismo.

RSF denunció que Arabia Saudí y Egipto se mantienen como las mayores prisiones del mundo para periodistas en un panorama en el que la situación empeora en Rusia, en el que China trata de forzar «un nuevo orden mundial sobre la información» y donde India impuso en Cachemira el mayor apagón digital de la historia.

En América Latina, solo Costa Rica y Uruguay escaparon al deterioro general. Este ha sido un año marcado por las revueltas populares, que dificultaron el trabajo de los periodistas. Entretanto que España mantuvo el puesto 29 pese a los ataques sufridos por parte de grupos de extrema derecha e independentistas en Cataluña.

Falta de regulación

RSF añadió que la prensa afronta también una falta global de regulación. A nivel tecnológico, esto mezcla propaganda, publicidad, rumores e información periodística, una situación patente en la actual crisis sanitaria. Se trata de una condición en que «los rumores y las noticias falsas se propagaran tan rápido como el virus».

Ese panorama redujo aun más la confianza del público en los periodistas, que han visto también deteriorarse su situación económica. Los amenaza una mayor precariedad laboral, una creciente concentración de medios en manos de grandes corporaciones y un aumento de la polarización.

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Escrito por | Redacción TodoCuba

Fuente: EFE / Luis Miguel Pascual

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