fbpx

Bola de Nieve, el negrito de Guanabacoa que demostró que la gracia vence a los dones

Ignacio Jacinto Villa Fernández, conocido como Bola de Nieve, fue uno de esos sublimes artistas que demostró que los dones que habitualmente se exigen a los artistas para triunfar se relativizan ante el empuje de la gracia. No poseía una bella voz, ni una presencia arrolladora, ni era el más virtuoso de los pianistas… pero era dueño de un halo místico que encantaba al público y lo llevaba a donde él quería.



Nunca se consideró un compositor, ni pretendió que sus letras perdurarán más allá de la noche de cabaret en que las interpretaba. Sin embargo, hoy forman parte del patrimonio cultural cubano y reflejan la mezcla ideal entre lo clásico y lo popular.

Temas como Si me pudieras querer, Ya no me quieres, Qué dirías de mí, No puedo ser feliz o Ay amor, forman parte del pentagrama internacional y han sido interpretados por artistas más prestigiosos. Ninguno ha podido hacerlo mejor que Bola.

Bola de Nieve – como le bautizó La Única, Rita Montaner – nació un 11 de septiembre de 1911 en Guanabacoa, La Habana. Allí comenzó su carrera musicalizando películas silentes en el emblemático cine Carral de su ciudad natal.

Se inició como solista en México, con la letra del poema “Bito Manué, tú no sabe inglé” de Nicolás Guillén, que había musicalizado Emilio Grenet. Fue el comienzo de una arrolladora carrera que lo llevaría a los escenarios de toda América y compartir con figuras de la talla de Rita Montaner, René Castelar, Pedro Vargas, Libertad Lamarque, Esther Borja y Ernesto Lecuona… Hasta la gran Edith Piaf expresó una vez que nadie cantaba “La vie” como Bola de Nieve.

Contradictoriamente el reconocimiento que disfrutó en América y hasta en Europa, donde trabajó en Dinamarca, Italia y España le fue esquivo en Cuba. Las disqueras de la Isla, presionadas e influenciadas por los prejuicios sociales nunca quisieron grabar con “ese negro de Guanabacoa”.

Tras el triunfo de la Revolución Cubana de 1959 se contó entre los artistas de prestigio que no escogió el camino de la inmigración. El nuevo poder lo arropó y Bola de Nieve pudo llevar su arte a escenarios hasta entonces exóticos y vedados para la música cubana como la Unión Soviética y China.

Muy enfermo, padecía de asma, diabetes y cardiopatía sus presentaciones se fuero espaciando. Su última actuación fue en el teatro Amadeo Roldán el 20 de agosto de 1971, le faltaban las fuerzas y se notaba cansado, pero era un homenaje a su amiga Rita Montaner… y a esa no podía faltar. Menos de dos meses después murió.

Escrito por | Redacción TodoCuba

Patrocinado por: CubitaNOW - Noticias de Cuba