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Spotorno, el presidente mambí que por poco muere en la horca por una ley que el mismo dictó

Juan Bautista Spotorno Georovich fue uno de los primeros en alzarse en Las Villas contra el colonialismo español durante la Guerra de los 10 Años. Su hoja de servicios durante esa contienda fue intachable: alcanzó el grado de coronel del Ejército Libertador, combatió bajo las órdenes del mayor general Ignacio Agramonte, fue diputado a la Cámara y ejerció la presidencia de la República en Armas de forma interina tras la renuncia de Salvador Cisneros Betancourt.



Sin embargo, a pesar de todos esos méritos, Juan Bautista Spotorno es recordado por el célebre decreto que dictó cuando ejercía de forma interina el cargo de presidente de la República en Armas y que ha pasado a la historia como “Decreto Spotorno”.

En él se estipulaba que todo aquel que se presentara en un campamento mambí con proposiciones de paz que no tuvieran como base la independencia de Cuba fuera ahorcado o pasado por las armas.

La promulgación del Decreto Spotorno salvó la guerra en un momento en que las fuerzas flaqueaban y, aunque fue derogado para poder iniciar las negociaciones de paz que terminaron con la firma del Pacto del Zanjón, significó la prueba de que muchos cubanos preferían la guerra a muerte a seguir sujetos a España.

Sin embargo, como los hombres cambian, una vez terminada la guerra, Juan Bautista Spotorno se convirtió en autonomista y defensor de los intereses de España en Cuba.

Cuando estalló la Guerra del 95 y el mayor general Bartolomé Masó se alzó en Oriente, el Partido Autonomista, de acuerdo con las autoridades españolas lo enviaron al campamento de este para que lo convenciera de que depusiera las armas.

Masó, que era todo un caballero, lo recibió fríamente y le explicó su determinación de combatir a España hasta las últimas consecuencias, aunque quedara él solo en pie. Spotorno trató de convencer a Masó de que la lucha era inútil, que todo el país estaba en paz y que ni Maceo, ni Gómez, ni Martí llegarían nunca a Cuba.

Fue entonces que un oficial del estado mayor de Masó, furioso por lo que juzgaba ya una impertinencia del antiguo presidente de la República en Armas, lo interrumpió y le dijo que o abandonaba inmediatamente el campamento o le aplicarían allí mismo el Decreto Spotorno.

Avergonzado el excoronel mambí tuvo que marcharse ante las risas y choteos de sus antiguos compañeros de armas.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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