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¡San Quintín muere, pero no se rinde!, el grito de honor de los bravos soldados españoles que impresionó al mismísimo Antonio Maceo

Las guerras de independencia de Cuba están llenas de acto de heroísmo que rayan en la leyenda y que llenaron de orgullo a cubanos y españoles. Uno de los que merece ser recordado es el que protagonizó el 11no Batallón de Cazadores de San Quintín del ejército español que cercado y a punto de ser aniquilado por las fuerzas cubanas al mando del general Antonio Maceo combatió hasta el límite de sus fuerzas bajo el grito de ¡San Quintín muere, pero no se rinde!, e impresionó al mismísimo Titán de Bronce.



La dura batalla ocurrió del 6 al 10 de febrero de 1878 en el camino de San Ulpiano, cerca de Mayarí Arriba en el Oriente de la isla, cuando las fuerzas al mando de Maceo emboscaron a los 250 hombres del Batallón de San Quintín bajo el mando del coronel español Pascual Sanz Pastor.

Se combatió cuerpo a cuerpo, y los machetes cubanos sacaron chispas en las bayonetas de los fusiles españoles. Al caer la noche el campo estaba cubierto de muertos y las fuerzas contendientes se atrincheraron a menos de 50 metros sin dejar de hostigares.

Conocedor el general Maceo del precario estado de las fuerzas españolas por haber capturado uno de los correos enviados por Pastor en demanda de ayuda, decidió atacarlas con más fuerza y aniquilarlas.

Los españoles trataron de romper el cerco llevándose sus heridos, lo que hizo su marcha lenta y penosa. Mientras, los tiradores cubanos se cebaban en los soldados que formaban cuadro para protegerse de las embestidas de las fuerzas de Maceo. Los colonialistas se habían quedado sin vendajes para sus numerosos heridos y debían cargarlos a pie, pues todas las monturas habían sido muertas por los mambises.

Viendo que apenas una treintena de soldados españoles se mantenía en pie respondiendo el fuego, los cubanos los intimaron a la rendición repetidas veces. Los iberos, sin dejar de avanzar y sin perder el orden a cada grito de los cubanos respondían con el suyo: “¡San Quintín muere, pero no se rinde!”.

En la mañana del día 10 cuando los cubanos se aprestaban al asalto final, los españoles avistaron a la columna del coronel Valenzuela que venía en su socorro.

Ante la llegada de la nueva fuerza, el general Maceo decidió retirarse. Sólo quedaban en pie 25 valientes del Batallón de San Quintín.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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