Los hospitales de sangre mambises

viernes, 26 de abril de 2019

Las luchas independentistas cubanas estuvieron marcadas además de la valentía de los mambises cubanos, por la hospitalidad que recibieron.

En especial de parte de los moradores de los campos de nuestro país.

Este soporte fue indispensable para el suministro de algunos alimentos.

Así como refugio y establecimientos médicos que constituyeron lo que se conoce históricamente como hospitales de sangre mambises.

Precisamente a estos últimos nos estaremos refiriendo, a su labor, y su aporte al desarrollo de la contienda gracias al esfuerzo de muchas familias cubanas.

¿Como eran estos Hospitales de Sangre Mambises?

Esta modalidad de hospitales se desplazaba cerca de las tropas beligerantes.

Incluso entraban al campo de batalla cuando era urgente el traslado de algún herido a otros lugares donde estuvieran a salvo y recibieran mejor atención.

Estaba compuestos por más de una centena de camilleros que sin más armas que su voluntad afrontaban difíciles situaciones.

En ocasiones hasta ponían en riesgo si vida.

Todo esto por auxiliar y apoyar el trabajo de los médicos mambises en cada combate.

Sin duda nada de eso hubiera sido tan efectivo sin el apoyo y ayuda de las familias campesinas.

Estas familias brindaban sus bohíos ocultos en la manigua para el cuidado de heridos y enfermos de múltiples causas.

Otro aspecto que jugó un importante papel fue la utilización de remedios y plantas medicinales cubanas.

Estas se usaban como sustitución de los medicamentos que en muchas ocasiones escaseaban.

La mayor parte de estos hospitales eran colgadizos.

Los cuales eran elaborados a base de un techado básico de guano para proteger a los enfermos de la exposición al sol y la intemperie de la noche.

Además contaban con tarimas sostenidas por lianas y cujes y camas rusticas elaboradas con colchones de paja.

Para lograr una mayor comunicación y apoyo, estos hospitales casi siempre se ubicaban cerca de las prefecturas.

Estas prefecturas estaban en las partes más adentradas de las sierras, puesto que el vínculo con ellas garantizaba el suministro de víveres.

También garantizaban el apoyo y protección.

Ya que los hospitales mambises estaban expuestos a un constante asedio por parte de las tropas españolas.

Las cuales asaltaban y por tanto debían estar continuamente cambiando de sitio.

Y Las prefecturas que existían…

Las prefecturas por su parte fueron creadas en Sibanicú el 8 de agosto de 1869 en pleno desarrollo de la Guerra de los Diez.

Años donde demostraron su valía, unidad y cohesión y por tanto fueron mantenidas durante las contienda de 1995-1998.

Las prefecturas operaban como una organización netamente civil.

Estos hospitales sobrevivieron mayores períodos en regiones montañosas de las Villas, Camagüey y el Oriente del país donde por lo accidentado del terreno se hacía más complicado el paso de las tropas.

Estos lugares llegaron a establecer espacios para la cría de aves y otros animales que garantizaban el suministro de alimentos.

Los registros históricos cuentan de la existencia de un destacado hospital en la Sierra Maestra, el cual se encontraba adentrado en el cafetal La Guásima de la Marquesa, con gran seguridad y un trabajo valioso.

Al igual que este se conocen por la historia un gran número de hospitales de los que no solo salía sanos lo soldados sino que también muchas de las personas que prestaban asistencia médica aprendieron tácticas y métodos de lucha.

Estas personas adicionalmente se incorporaron a la contienda cuando fue necesario.

Tal es el caso de los hospitales de Isabel Rubio (1837-1898), en Pinar del Río y Rosa Castellanos (1834-1907) La Bayamesa, en Camagüey, ambas capitanas, por las que se salvaron muchas de las vidas de los soldados mambises.

Sobre la pinareña se cuenta que una vez descubierto y asaltado su campamento médico, fue asesinada por las tropas enemigas.

Una innumerable cantidad de mujeres se sumaron a la causa y como sanitarias hacían posibles que las tropas cubanas se encontraran sanas y cuidadas para de esta manera poder acumular victorias.

Algunos de ellas son, Mariana Grajales y María, madre y esposa de Antonio Maceo, Victoriana Nogueras, cónyuge del brigadier mambí Prudencio Martínez Hechavarría, Dominga Moncada y Felipa , la madre e hija de Guillermón.

Ellas no solo participaron como enfermeras sino que fueron efectivas mensajeras.

Muchas de estas personas dejaron su impronta propia en el tratamiento de enfermos de guerra tal es el caso de Ana Cruz Agüero.

Ella fue también capitana y fundadora de un hospital de campaña en Las Tunas y precursora del uso de la medicina verde.

El otro caso digno de mencionar es el del general Dr. Eugenio Molinet Amorós quien confecciono una cartilla que fue muy útil a las personas que se dedicaban al cuidado de militares enfermos.

Esta cartilla brindaba una serie de consejos que apoyaban la labor humanitaria.