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La increíble historia del cubano que fue inhumado de pie…

Se llamó Casimiro Eugenio Rodríguez Cartas. A petición suya, tras su muerte, se le inhumó en el Cementerio de Colón, con una pistola en cada mano, un billete de cien pesos en el bolsillo y en la posición antes descrita. Casimiro decía:



“Un hombre que cayó de pie en la vida no puede ser enterrado en la muerte de otra forma”.

Y no deja de tener razón su argumento. Allá por el año 1911, lo habían condenado en la Audiencia de Santa Clara por asesinato. En 1917 cometió otro crimen similar, del que fue víctima el alcalde provisional de Cienfuegos Florencio Guerra.

Cumplía la condena impuesta por sus delitos en el Castillo del Príncipe cuando conoció, casualmente, en una visita que allí realizara, a la hija mayor del primer matrimonio del entonces presidente Alfredo Zayas. Esta se enamoró perdidamente del reo y consiguió con su padre el indulto.

La cosa terminó en matrimonio y Casimiro Eugenio Rodríguez Cartas llegó a ocupar cargos políticos en el Senado en representación de su esposa que había sido elegida en el año 1940.

Pero el hombre no cambiaba. En 1944 otro político, Rafael Fraile Goldarás, allanó el camino a la elección de Rodríguez Cartas cuando muchos dudaban en apoyar a alguien con tan abultado historial delictivo. Más adelante, Goldarás entregó a Casimiro una gruesa suma de dinero para que le aceitase el camino a su candidatura en el año 1952.

Arrepentido de sus propósitos electorales, Goldarás pretendió que le devolvieran su dinero. La discusión terminó a balazos y cuando Casimiro iba a ser detenido por la policía, aún con la pistola humeante, exigió respeto a su inmunidad parlamentaria.

Imagenes de su tumba. -blogger.com

Acusado formalmente, el Tribunal Supremo de Justicia solicitó a la Cámara un suplicatorio para retirar la inmunidad a Casimiro. Reunida en pleno, solo cuatro representantes abogaron por retirar la protección parlamentaria… pero en la medida que los partidarios de Rodríguez Cartas votaban, salían del hemiciclo sin percatarse que ponían el quórum en riesgo. Y así fue. Un campanillazo anunció la suspensión de la votación que quedó pospuesta para el día siguiente.

Para asegurar, María Teresa Zayas se apostó a la entrada antes de la nueva votación. Pidió apoyo a uno por uno de los senadores y al final solo diez votaron en contra de sus intereses. Casimiro salió absuelto y la inmunidad se convirtió en impunidad. Para mayor seguridad, el hombre con suerte partió para República Dominicana.

Fuentes bibliográficas:

Bianchi Ross, Ciro. “Agenda de la República”. Ediciones Abril, Ciudad de La Habana, 2015.

Por: Maikel Mederos Fiallo

Escrito por | Redacción TodoCuba

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