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La historia olvidada de cuando el temible pirata Jaques de Sores tuvo La Habana en un puño

Cuando se habla de ataque de piratas a La Habana, casi siempre se menciona al que capitaneó el temible francés Jacques de Sores, ocurrido en 1555.



La trama de este capítulo es larga y llena de sucesos; su desenlace, fatal para la ciudad.

Alrededor de cincuenta y dos familias fundadas por los españoles estaban allí asentadas, acompañadas por buena cantidad de indios y de negros esclavos, sin despreciar cierto número de forasteros atraídos por el comercio y los negocios.

el pirata Jacques de Sores, pirate quien era francés, ataca y se apodera de La Habana. FUENTE: havana-live.com

Cinco años antes, en octubre de 1550, el cabildo habanero había repartido, entre los vecinos, las tierras entre La Punta y el fortín que custodiaba la ciudad, para que estos limpiaran el monte existente, lo cual permitiría visibilidad a los artilleros en caso de un ataque filibustero.

A pesar de contarse con un sistema de aviso, previsiones, cálculos, mayor número de hombres para defender la villa, todo fue en vano.

El desembarco invasor se produjo, nuevamente, por la caleta de San Lázaro.

Invasión por mar de los piratas. FUENTE: havana-live.com

Dos centenares de piratas bien armados avanzaron entre los matorrales en dirección a La Punta y esta vez sí llegaron.

Una vez fuera del acoso del fortín, los invasores accedieron sin mucha oposición al núcleo de la villa y lo dominaron.

Solo les restaba vencer el obstáculo que significaba la fortaleza, defendida por el alcaide Juan de Lobera y su guarnición, a los cuales se había agregado algunos pobladores armados y aún otros desarmados.

Justamente esta defensa sería la página gloriosa escrita para la historia en medio del ataque pirata.

Durante muchas horas resistieron, los defensores sitiados, los embates de la tropa rival.

En ese tiempo se registraron diversos eventos: emisarios de Jacques de Sores a Lobera para que se rindieran, incendios del fortín, e intentos de penetración en el puerto de las naves piratas, neutralizados por el fuego artillero.

Finalmente, después de numerosas bajas en sus filas, desalojado de la fortaleza por el fuego enemigo, herido él mismo, Juan de Lobera acepta la rendición y es encerrado, con el resto de los soldados sobrevivientes, en la mejor casa de la villa, escogida por los asaltantes como cuartel.

El pirata Jacques de Sores. FUENTE: Jesuitita

Se sucede entonces una orgía de los piratas durante varias jornadas. En ese tiempo, Pérez de Angulo ha organizado, en Guanabacoa, una tropa de doscientos ochenta hombres, entre españoles, negros e indios, quienes portando palos, cuchillos, machetes y unas pocas armas de fuego, avanzaron hacia la ciudad y sorprendieron a muchos piratas durmiendo sus borracheras.

Enardecidos, llegaron hasta la casa-cuartel y le prendieron fuego. Pero de su interior, salieron Jacques de Sores y veinte de sus mejores hombres, quienes después de degollar a los prisioneros -a excepción de Lobera-, arremetieron a disparos de arcabuces contra el inexperto y muy mal armado ejército del gobernador.

La desbandada no se hizo esperar, incluyendo al propio Pérez de Angulo que esta vez no paró hasta Bainoa.

Todavía los piratas permanecieron varios días más en la desastrada villa, tratando de hallar al gobernador y negociando el rescate de Lobera, a quien mantenían prisionero.

Finalmente, el 5 de agosto de 1555, Jacques de Sores abandonó La Habana, después de haberla arrasado, prender fuego a sus construcciones y destruir incluso hasta las embarcaciones ancladas en el puerto.

Sin embargo los ataques de pirata continuaron en las costas cubanas de mano de los piratas Gilberto Giron o FrancisDrake quienes se dispusieron a atacar embarcaciones y tomar objetos y riquezas saqueando y tomando los tesoros de la isla.

Y hasta aquí la historia olvidada de cuando el temible pirata Jaques de Sores tuvo La Habana en un puño.

Escrito por | Redacción TodoCuba

Fuente: José Antonio Michelena

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