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La desconocida historia Caridad Mercader, la cubana que participó en el asesinato de Trotski

Caridad Mercader fue una fiel agente de la Unión Soviética hasta el fin de sus días. La misión más espectacular que cumplió en su vida fue el asesinato, junto a su hijo Ramón Mercader, del revolucionario ruso León Trostki quien se encontraba exiliado en México. Caridad debía conducir el auto destinado a la huida de su hijo tras la consumación del crimen, pero este nunca pudo escapar de la mansión y fue detenido por los guardaespaldas de Trostki.



La vida de Caridad Mercader fue toda una novela… y de las buenas. Nació en cuna de oro en la ciudad de Santiago de Cuba en 1892 y recibió una educación exquisita en Barcelona, Londres y París.

En 1911 se casó con Pablo Mercader, miembro de una de las familias más ricas de Barcelona, donde la familia de Caridad se había establecido antes del comienzo de la Guerra de Independencia de Cuba.

A pesar de darle cinco hijos a Mercader, Caridad no era feliz con él y su carácter apasionado la llevó a entrar en contacto con elementos anarquistas de la Ciudad Condal. Completamente radicalizada se encontró pronto colocando bombas en las fábricas de su propio marido, por lo que la familia de este la encerró en un hospital psiquiátrico para evitar que fuera a prisión y, de paso, el escándalo.

La vida de Caridad Mercader fue toda una novela

Los anarquistas asaltaron el hospital y la liberaron; pero Caridad quedó resentida con su familia hasta el punto de que decidió romper toda relación con ella y se marchó a vivir a Francia junto con sus hijos.

En Francia dejó las ideas anarquistas y se convirtió al Comunismo. Regresó a España para participar en la Guerra Civil tanto en la búsqueda de fondos como en el frente de batalla. Sería durante esa contienda cuando los servicios de espionaje soviéticos la reclutan para su causa.

Terminada la guerra, Caridad Mercader y su hijo Ramón se suman a los planes de Beria de asesinar a León Trotski, la voz más crítica contra el estalinismo dentro de la disidencia soviética, quien un año antes se había refugiado en México.

Aunque en un principio los Mercader no estaban destinados a ser los ejecutores del asesinato, la confianza que Trostki depositó en Ramón les ofreció la oportunidad de perpetrar el crimen. El martillazo mortal que el joven descargó contra el cráneo del revolucionario ruso convirtió a Caridad y Ramón en héroes de la Unión Soviética que nunca les abandonó a su suerte.

La confianza que Trostki depositó en Ramón les ofreció la oportunidad de perpetrar el crimen

Ramón, tras salir de la prisión en 1960 terminó sus días en Moscú; y Caridad (que consiguió escapar) continuó su trabajo como espía de la KGB en París.

Tras el triunfo de la Revolución Cubana de 1959 la mujer comenzó a trabajar como funcionaria de la embajada de Cuba en Francia. Aquellos que la conocieron entonces la describieron como “una vieja seca y desagradable” que era “más estalinista que Stalin”.

Aún tras la muerte de Stalin y las críticas a sus crímenes por el propio Partido Comunista, la Unión Soviética no desamparó a Caridad Mercader que recibió una jugosa pensión de Moscú hasta su deceso en París en 1975.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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