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James O´Kelly, el valiente cronista irlandés que mejor conoció a los mambises

James O´Kelly fue de los pocos cronistas extranjeros que se atrevieron a cruzar las líneas españolas para conocer de primera mano cómo era la vida dentro de los campos de Cuba Libre y darla a conocer al mundo. Había que ser valiente para hacerlo, pues tener un salvoconducto – incluso español – no era garantía de evitar ser fusilado si se le capturaba junto a los mambises.



Pero O´Kelly era un hombre de acción, ya había sido Secretario del Consejo Supremo de la Hermandad Republicana Irlandesa (IRB) y se había enfrentado al poderoso Imperio Británico, siendo el mismo un independentista. Por eso no dudo en aceptar la encomienda del periódico New York Herald y se embarcó hacia Cuba con la esperanza de poder entrevistarse con el presidente de la República en Armas, Carlos Manuel de Céspedes.

Con un cinto que ocultaba una gran cantidad de monedas de oro, calzando pesadas botas y armado con dos revólveres llegó O´Kelly a Cuba en febrero de 1873.

Tras largas marchas y contramarchas dio al fin con un campamento mambí y se identificó. Fue llevado a la presencia del coronel Matías Vega, quien lo envió con el mayor general Calixto García a quien acompañó en el ataque a Jiguaní. Finalmente lograría el objetivo principal de su viaje, entrevistarse con el presidente de la República en Armas.

Por suerte para la posteridad, O´Kelly no era sólo un valiente aventurero, sino también un observador perspicaz  poseedor de una lúcida pluma. A él se debe uno de los mejores retratos escritos de Carlos Manuel de Céspedes que han llegado hasta nosotros:

“Aunque el presidente (…) es un hombre de corta estatura, posee una constitución de hierro. Nervioso por temperamento, permanece siempre en una posición recta. Los rasgos de su fisonomía son pequeños, aunque regulares. De frente alta y bien formada y ojos entre grises y pardos, aunque brillantes y llenos de penetración, reflejados por el tiempo y los cuidados. Además, oculta su boca y la parte inferior de su cara un bigote y barba color gris con unos cuantos pelos negros entremezclados; muestra al sonreírse sus dientes extraordinariamente blancos, y con excepción muy bien conservados.

El presidente y O´Kelly hicieron muy buena amistad. A los dos les animaba el afán de liberar a su patria del yugo opresor. Por esa razón, Céspedes prometió al periodista que, una vez que Cuba fuese libre, entregaría a 20 mil rifles y un vapor a los irlandeses para ayudarlos en su lucha por la independencia. O´Kelly, por su parte, aseguró que haría todo lo posible por fomentar el apoyo a la independencia de Cuba entre la comunidad irlandesa en los Estados Unidos.

Tras estar algunos días con Céspedes O´Kelly se despidió y marchó hacia Manzanillo, donde fue encarcelado por las autoridades españolas que le formaron consejo de guerra y pretendieron fusilarlo. Sólo la presión internacional ejercida por las potencias europeas y Estados Unidos contra Madrid evitó que se ejecutara la sentencia.

Trasladado a Santiago de Cuba y luego a La Habana fue embarcado hacia Santander, desde donde se trasladó a Gibraltar y embarcó hacia Nueva York, donde fue recibido como un héroe.

Al año siguiente publicaría “La tierra del mambí”, un excelente testimonio del tiempo que vivió entre los libertadores cubanos y que constituye un clásico de la literatura de campaña y una de las fuentes imprescindibles para conocer la vida de los mambises durante la Guerra de los Diez Años.

Trabajó incesantemente por el reconocimiento de la beligerancia cubana por parte del Gobierno de Estados Unidos, labor que continuó al estallar la Guerra del 95.

 

Escrito por | Redacción TodoCuba

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