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Historias antiguas de La Habana: los quehaceres de la mafia italo-norteamericana

En los años ´50 del siglo XX, La Habana se había convertido en un imperio de la mafia. Cuatro familias controlaban el juego, la prostitución de lujo, el tráfico de drogas y otros tantos negocios en perfecto entendimiento con el gobierno de Fulgencio Batista, quien por supuesto, recibía una jugosa tajada de las millonarias ganancias.



Armando Jaime Casielles fue directo para la clínica particular donde se encontraba ingresado en ese momento su “boss”. Un señor ya bastante mayor, aparentemente inofensivo, pero con un nombre respetado en Cuba y en el mundo entero. Ese nombre era Meyer Lansky. Considerado el cerebro financiero de la mafia y el principal capo de la Cosa Nostra en la nación antillana. Tras enterarse de lo ocurrido, el jefe ordenó a Casielles que le llevara un recado a Joe Stasi para convocar a una reunión urgente al otro día.

Meyer Lansky, Santo Trafficante, Amadeo Barletta y Amleto Batisti eran las cuatro principales cabezas de la mafia en Cuba. Pero el más poderoso de todos era Meyer quien tenía vínculos con las autoridades cubanas desde antaño. Santo Trafficante se le subordinaba y La Habana era territorio vedado hasta para mafiosos como Albert Anastasia quien casualmente perdiera la vida, asesinado en una barbería del hotel “Park Sheraton”, después de mostrar interés por una parte de la tajada en La Habana.

Cuando todos llegaron se podía cortar el silencio con el filo de una navaja. Allí se reunían Tommy Ransoni, Nick de Constanza, Santo Trafficante, Joe Stasi y Meyer Lansky. Armando Jaime Casielles intentó escurrirse, pero Meyer le ordenó que no se moviera y empezó la reunión.

Meyer Lanski, el temible-peoplesworld.com

El punto más álgido fue cuando Meyer le preguntó a Ransoni.

  • “… Dime, quién te dijo que tú eres el dueño del hotel Capri… te digo, delante de todos – y apuntó con su dedo a Casielles – que el primer dealer que va a entrar en el casino del Capri, cuando se inaugure, va a ser él; y no lo nombro jefe de ring porque todavía no está preparado”.
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El siciliano, terco intentó discutir y Meyer, dirigiéndose a todos, terminó la discusión diciendo.

  • “¡Bien! ¡Está bien! Nos vamos. Le voy a abrir un casino al muchacho en Las Vegas. Esto es como ustedes quieran”.

La protesta fue masiva, Ransoni quedó ridiculizado y una vez más, quedó bien claro para todos, quién era el verdadero jefe o capo en La Habana.

Fuente bibliográfica:

  • Cirules, Enrique. “La vida secreta de Meyer Lansky en La Habana. La mafia en Cuba”. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2004.Por: Maikel Mederos Fiallo.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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