Esta es la historia del pavoroso terremoto de 1932 que inundó de cerveza Hatuey las calles de Santiago de Cuba

lunes, 11 de junio de 2018

En Cuba no son frecuentes los terremotos de gran intensidad. Sin embargo las crónicas recuerdan algunos realmente poderosos como el del 12 de junio de 1766, de nada menos que 7.6 grados en la escala de Richter; o el que devasto al poblado de San Cristóbal en Pinar del Río. Sin embargo, quizás por estar más lejanos en el tiempo, ambos palidecen ante el pavoroso terremoto de 1932 que provocó el pánico en la oriental Santiago de Cuba.

Con más de seis grados de intensidad el sismo se sintió con fuerza en los barrios de Firmeza, Daiquirí y Siboney, donde se abrieron grandes huecos en el suelo; mientras en la zona comercial de Marina se venían abajo los carteles, los postes y los cables del tendido eléctrico y el tranvía.

Todo parece indicar que el terremoto ocurrió exactamente a la 1:14 de la madrugada, pues esa fue la hora en que se detuvo el reloj de la Catedral de Santiago de Cuba, donde las torres se rajaron y amenazaron derrumbe.

También la Beneficencia y el hotel Venus sufrieron graves daños en su estructura, sobre todo el segundo que tuvo que ser demolido. En el histórico Club San Carlos se derrumbó el tercer piso y el Palacio de Justicia cayó por completo. Gran cantidad de viviendas quedaron afectadas y con riesgo de derrumbe.

La antigua cárcel de Santiago de Cuba tuvo que ser evacuada ante los daños sufridos y los reos trasladados al Cuartel Moncada. Curiosamente en el justo instante en que evacuaban al último de los reclusos la cárcel se vino abajo.

Unos 755 mil galones de cerveza inundaron las calles de la ciudad al destruir el sismo las cañerías de la Cervecería Hatuey, en lo que habrá sido la única nota feliz de la tragedia.

El 80 % de los edificios de Santiago de Cuba resultaron afectados por el terremoto, de ellos entre el 5 y el 10 % fueron derrumbes totales y el 40 % daños severos. En el intervalo de un año se llegaron a contabilizar 120 réplicas que tuvieron en vilo a los santiagueros.

La cifra oficial de fallecidos fue de diez y nunca se pudo conocer el número exacto de heridos, porque muchos decidieron curarse en las casas o en las clínicas mutualistas; sin embargo, algunas fuentes afirman que rebasaron los 2 000.