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El espectacular atraco al Ministerio de Hacienda de Cuba que quedó para la historia (1ra parte)

 



Uno de los robos más increíbles de la his­toria tuvo lugar en La Habana, justamente el día en que se conmemoraba el aniversario 80 del inicio de la Guerra de tos Diez Años. El gran atraco fue concebido y ejecutado personalmente por el ministro de Educación del gobierno de Ramón Grau San Martín, el súper pillo José Manuel Alemán.

Materializado a la 1:25 de la tarde del 10 de octubre de 1948, en el edificio del Minis­terio de Hacienda, ubicado en las calles Cuba y Obispo, el robo fue conocido de inmediato como la Causa 82 y resultó toda­vía más espectacular porque se cometió jus­tamente en el edificio construido en 1904 para el llamado Banco de Cuba y se consid­eraba “a prueba de asaltos”.

El día del “golpe”, las cuatro bóvedas del Ministerio de Hacienda estaban a punto de reventar de tanto dinero depositado allí. Una de ellas ni siquiera se podía cerrar y el dinero se desbordaba en el pasillo. Incluso, fue necesario poner guardia permanente en el lugar para protegerla.

El robo comenzó cuando cuatro camiones del Ministerio de Educa­ción entraron en el patio del referido edificio de Hacienda, lo que era algo cotidiano y no llamó la atención. Varios hombres con maletas en sus manos entraron sin la menor dificultad en el inmueble.

Juan Gómez, el guardia de la entrada, admirado al ver al Ministro de Educación en persona en el grupo -lo que sí no era habitual pues él firmaba órdenes de entrega del dinero en Hacienda, pero no lo iba a buscar ni lo cargaba- le preguntó jocosamente a uno de los inesperados visitantes si venían a robarse el Tesoro de la República. Alemán, que lo oyó, le dijo sonriente: – “¡Quién sabe!”.

El día del “golpe”, las cuatro bóvedas del Ministerio de Hacienda estaban a punto de reventar de tanto dinero depositado allí. -camagueycuba.com

Juan Gómez, el guardia de la entrada, admirado al ver al Ministro de Educación en persona en el grupo -lo que sí no era habitual pues él firmaba órdenes de entrega del dinero en Hacienda, pero no lo iba a buscar ni lo cargaba- le preguntó jocosamente a uno de los inesperados visitantes si venían a robarse el Tesoro de la República. Alemán, que lo oyó, le dijo sonriente: – “¡Quién sabe!”.

Los ladrones entraron en las bóvedas. Llenaron tranquilamente las maletas y se llevaron hasta los billetes de a peso: francos franceses, escudos portugueses, liras italianas y libras inglesas. Echaron mano incluso a 2 000 700 rublos que no se sabe cómo fueron a parar a dicho Ministerio. Cargaron también con 19 millones de dólares, que el propio Alemán había venido sugirien­do al gobierno cubano comprar para fortalecer la moneda cubana. Salieron sin tropiezo alguno por donde habían entrado, subie­ron sin apuro a los camiones y emprendieron viaje a velocidad moderada con rumbo al aeropuerto de Rancho Boyeros.

En la terminal aérea un DC-3, alquilado especialmente para el traslado del botín, esperaba al Ministro y a tres de sus compinches. Sólo montaron al avión los dólares, porque más tarde otros participan­tes en el insólito atraco, cambiarían “legalmente” el resto del dinero en distintos bancos cubanos. La aeronave, con los cuatro ladrones aterrizó, como era de suponer, en Miami.

Por: Maikel Mederos Fiallo.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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