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El Marqués de las Taironas, el millonario cubano que prefirió ser un hombre de ciencias

Tiburcio Pérez de Castañeda y Triana, Marqués de las Taironas, es de esos personajes desconocidos y únicos de la historia de Cuba. Millonario desde la cuna desdeñó dedicarse a los negocios o la vida relajada y prefirió convertirse en un notable hombre de ciencias.

Nació en Pinar del Río el 8 de octubre de 1856. Dotado de gran inteligencia supo y pudo licenciarse en dos carreras tan opuestas como Derecho Civil y Medicina; la primera en la universidad de Barcelona y la segunda en la de Madrid. Como médico, en particular, alcanzaría fama y notoriedad pues llegaría a convertirse en medido honorario de los ejércitos del zar de Rusia y del mismísimo rey de Inglaterra.



Revalidó sus títulos en las universidades de La Habana, de París y de Londres, ciudad última donde llegó a pertenecer al Real Colegio de Cirujanos. De vuelta en su tierra natal se dedicó a la enseñanza y desempeñó la cátedra de Medicina Legal y Patológica Quirúrgica de la Universidad de La Habana.

Todo lo hizo por amor a la Medicina, pues el Marqués de las Taironas no tuvo sufrió jamás vicisitudes económicas. Su fortuna se contaba entre las más grandes de Cuba.

Poseía extensiones enormes de tierras en su natal Pinar del Río y numerosos intereses en los ferrocarriles cubanos.

A él se debió en buena medida la instalación del alumbrado público de gas en la ciudad de Pinar del Río  y el establecimiento de la energía eléctrica en La Habana, pues disfrutó de ambas concesiones.

Por si esto fuera poco electrificó también los tranvías de la capital cubana y a las compañías por él controladas se debió la canalización de los manantiales de Vento.

En la política fue también todo un aventajado, pues fue senador del Reino de España y diputado a las Cortes por la región de Pinar del Río. Francia le honró con el título de Caballero de la Legión de Honor y Rusia con la Gran Cruz de la Orden imperial de San Estanislao, la de San Vladimiro y le otorgó el grado de coronel del ejército imperial.

Sus últimos años, hasta su muerte el 26 de noviembre de 1939, los dedicó al periodismo como cronista del Diario de la Marina, donde firmaba como Tiburcio Castañeda.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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