La increíble historia del banquete que reunió en La Habana a los principales cabecillas de la mafia

martes, 26 de marzo de 2019

Una vez finalizada la II Guerra Mundial, el gobierno norteamericano procede a conceder la libertad a uno de los mafiosos del imperio criminal de los Estados Unidos, la amnistía se da como resultado del pago de la deuda contraída por el gobierno norteamericano con la mafia de Nueva York, la cual mediante sus sindicatos en los muelles ayudó a la rápida descarga de la mercancía que entraba y salía en los buques provenientes o con destino a Europa.

Luciano, como se nombraba el beneficiado con este gesto de libertad, se encontraba recluso por una condena que involucraba delitos como el tráfico de drogas, juego ilegal, etc

Luego de este proceso, ``El Lucky´´ como también le decían fue enviado a través de la deportación a su tierra natal en Sicilia, Italia.

Pasaba el tiempo y el experimentado capo no se adaptaba al cambio, y no se conformaba con estar lejos de su señorío criminal.

Deseoso del regreso a sus andanzas y dadas las pocas oportunidades con las que contaba en Italia para sus planes futuros, conspiró junto a su lugarteniente Meyer Lansky para esquivar el exilio impuesto obligatoriamente.

Y entonces se planifico una «Cumbre» de Mafiosos…..

El resultado del complot consistió en la genial idea de celebrar una «cumbre´´ de mafiosos en la esplendorosa habana con el fin de poner sobre la mesa las estrategias que seguirían próximamente, los nuevos planes y las deudas que aún quedaban por saldar.

La fecha fijada fue el último mes del año 1946 y el lugar también escogido con gusto exquisito nada más y nada menos que el Hotel Nacional de Cuba.

¿Que dice la Historia?

El libro titulado «El Imperio de la Habana´´, Enrique Sirules narra claramente lo sucedido en aquel inusual encuentro.

Los escritos destacan que después de todo un periplo por diferentes regiones para despistar la atención de las fuerzas del FBI y las autoridades de inmigración, Luciano logra entrar a Cuba por la provincia de Camagüey a principios del mes y año pactados, allí fue recibido por su amigo Lansky y contó con al invitación a una cena por un acomodado político de la zona.

Era la primera vez que Lucky degustara la comida criolla cubana y lo hizo a todo dar, en el lugar de la cena lo esperaba un bufet compuesto por deliciosos pedazos de carne de cerco asada , acompañados por los típicos frijoles, ensaladas, arroz a la marinera y muchas otras delicias bien escogidas dentro de la alta cocina tradicional cubana.

Luego se traslada a la capital del país en las vísperas del tan preparado y esperado encuentro, todo marcha hasta el momento como acordado, su hospedaje en el Hotel Nacional radico en la suite 724 desde donde la vista del mar le recordaba su tan ansiada tierra americana al mirar a la línea del horizonte.

La denominada «Reunión de La Habana» está considerada dentro de las más grandes conspiraciones mafiosas de todos los tiempos, partiendo de la participación destacada que tuvieron miembros de todas las familias de criminales y de todos los territorios, quizás los que han observado el filme titulado «El Padrino II´´, podrán tener una noción de la envergadura del encuentro, en el que sin lugar a dudas la realidad vivida por eso días no guarda mucha relación con la que se muestra en la ficción.

De esta manera se desarrolla la reunión en los días comprendidos entre el 22 y el 26 del mes de diciembre de 1946, en una de las instalaciones del propio Hotel Nacional, además se tomaron la tarea de invitar a una figura especial que no dudó ni un segundo en confirmar su participación al lugar donde rendiría homenaje a su preceptor Luciano, es así como se describe la participación de Frank Sinatra.

Así comieron en La Habana Cuba

Los escritos de Sirules, describen el cónclave como días donde no existió demanda de caviar, champañas o vino finos sino que la opulencia fue mucho mayor, abarcando platillos tan finos como pechugas de flamenco horneadas, carne de manatí cubano, especie que se encuentra actualmente en peligro de extinción al igual que el venado y el carey, que también formaban parte del manjar al que se le sumaban mariscos como los cangrejos, langostas y pescado emperador que se servían siempre acompañados de ajo y jugo de limón.

Este desenfreno gastronómico ocurría acompañado de excelente rones cubanos, cervezas y los muy aclamados Tabacos Montecristo. Sin duda alguna después de esta cena se podía tomar cualquier decisión sin dificultad de ningún tipo.

La cumbre resultó un completo éxito y espacio propicio para reafirmar el liderazgo de Luciano frente al poderío mafioso.

A pesar de eso Luciano siguió enamorado e la Habana donde permaneció por más tiempo disfrutando de los mejores restaurantes, negocios y de las más preciosas mujeres de talla cubana o extranjera por las que se hacía acompañar en estos días de vida desenfrenada.

A pesar de lo aclamado que era y de las presiones ejercidas por los grupos de la mafia cubana en aras de proteger y conservar inmune a su líder, las autoridades cubanas y el FBI aunaron esfuerzo a favor de acabar con él por alguna vía.

Fueron muchas las peleas legales entre ambos gobiernos para lograr una solución, hasta una tarde en la que el capo terminaba su almuerzo en un establecimiento donde ofertaban una rica comida criolla del vedado habanero, que fue arrestado y posteriormente devuelto a Italia.

Así termina la historia en cuba de Charles «Lucky» Luciano, uno de los capos de la mafia norteamericana más reconocido de todos los tiempos el cual se llevó ese día en su boca el sabor de la comida criolla cubana a su natal tierra italiana.

La historia ha dejado retratada sus participantes, acontecimientos y las diferentes reuniones que sostuvieron en Cuba en su «Cumbre» donde se reunieron los principales cabecillas de la mafia.