Cubanos ¿en la Antártida? (+ Fotos + Video)

miércoles, 17 de octubre de 2018

Por no dejar de ir, los cubanos han ido hasta a la Antártida, el continente blanco donde las temperaturas llegan a los 40 grados bajo cero. Allí no pudieron, desde luego, quedarse, pero igual fueron.

En esas condiciones extremas y en medio del más completo aislamiento vivieron y trabajaron nueve meses el Máster en Ciencias, Valentín Fernández Martínez, experto en contaminación ambiental; y el Doctor en Ciencias Geográficas, Julio Pérez Pérez, especialista en radiolocalización. Ellos fueron no sólo los primeros cubanos en acercarse más al polo Sur, sino los primeros de la zona tropical.

Ellos fueron escogidos por el Instituto de Meteorología de Cuba para acompañar a la 28va expedición científica soviética que viajaba a la Antártida. Era el mes de febrero de 1983.

Los cubanos trabajaron en la estación meteorlógica soviética Maladiozhnaya, junto a 152 especialistas del país de los soviets y uno mongol. Llegaron allí a bordo de un avión y en cuanto aterrizaron en la helada pistas sintieron que se les congelaba hasta el alma.

Si para los rusos las condiciones de la Antártida eran extremas, para dos cubanos que nunca habían visto la nieve, el continente blanco debió parecerles el infierno congelado. Para poder soportar el frío se acostumbraron a llevar encima de 25 a 30 libras de ropa y comer mucha carne y mucha grasa para poder mantener el calor y la energía.

El paisaje desolado llegaba a ser abrumador de lo monótono y sólo en verano veían aparecer algunos pingüinos, focas y aves migratorias. La “vegetación” se reducía a unos pocos musgos y líquenes que crecían sobre las rocas y desaparecían por completo en invierno.

Tras la desaparición de la Unión Soviética y el fin de la colaboración científica con sus antiguos aliados, ningún otro cubano ha tenido la posibilidad de volver pisar la Antártida. Sin embargo, si se tiene en cuenta la cantidad de lugares insospechados donde actualmente viven habitantes de la mayor de las Antillas, no sorprendería que un día salga la noticia de que alguno fijo su residencia allí.