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Callejón del Chorro, la pequeña calle donde bebía La Habana

Entre las calles más pequeñas del Centro Histórico de La Habana se encuentra el Callejón del Chorro que, sin embargo, fue una de las más importantes para los antiguos habitantes de la villa de San Cristóbal, pues era allí donde obtenían el agua que bebían y empleaban en todas sus actividades.



Ubicado en una de las esquinas de la Catedral no mide más de 30 metros, aunque se cuenta que durante los siglos XVI y XVII su extensión era mucho mayor, pues, al igual que hoy, nacía en San Ignacio, pero se extendía hasta la calle Compostela.

En su entrada el Callejón del Chorro exhibe una tarja con la siguiente inscripción:

“Esta agua trajo el Maese del Campo Iván (Juan) de Texeda. Año de mil quinientos noventa y siete.”

Poco más debajo de ella un rostro tallado en mármol con la boca abierta por donde antaño brotaba el agua que se represaba detrás de un muro.

Allí terminaba el primer acueducto con que contó La Habana, la llamada Zanja Real que traía el agua desde el río Almendares y que recorría unos 11 kilómetros para abastecer a la ciudad.

El acueducto terminaba en cuatro fuentes o surtidores: el del Callejón del Chorro (que era el más importante, pues abastecía de agua a la población civil) y otros tres que llegaban hasta la fortalezas de la villa, el puerto y la inmediaciones de la ciudad para que abrevara el ganado.

Por más de dos siglos la Zanja Real fue la principal fuente de abasto de La Habana, hasta que en 1835 se construyó el Acueducto de Fernando VII. A partir de ese momento se continuaron utilizando sus aguas para las labores agrícolas y otras funciones pues se consideraba que no era buena para el consumo humano.

Hoy el Callejón del Chorro se integra a La Habana turística y el ajetreo de personas cargando cubos y tinajas ha dado paso a los viajeros con sus cámaras y los rumberos.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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