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Alemanes en Matanzas: Una presencia que dejó huellas

Matanzas, como casi el 100 % de las ciudades cubanas tiene una herencia española casi total. Sin embargo, a lo largo de su historia ciudadanos de otras naciones dejaron su huella en la urbe, entre ellos no pocos alemanes que enriquecieron la cultura de la Ciudad de los Puentes en las ciencias, la cultura y la economía.



La primera referencia de llegada de alemanes a Matanzas data de 1818, pero su influencia no se hace sentir con fuerza hasta tres décadas después cuando arribó a tierras yumurinas los ingenieros en ferrocarriles Alfred Cruger y Benjamín H. Wright.

Ellos, que habían participado en el trazado de la línea Habana – Güines (el primer ferrocarril cubano) se comprometieron con llevar el adelanto a Matanzas y construir su primer línea férrea entre la ciudad y el poblado de Sabanilla. Cruger incluso fallecería en un accidente durante los trabajos de excavación en este último término antes de poder concluir la obra.

Casi dos décadas después, en 1869, Emilio Ziegler se convirtió en el primer cónsul alemán en Matanzas y un año después Federico Ballmand abrió un negocio de exportación de azúcar con destino a su país.

El primer acueducto con que contó la ciudad, el de Burriel, fue construido por la compañía alemana Heydrich y Cia, cuyo presidente, Fernando Heydrich Klein, recibió una concesión para explotar el servicio de agua en Matanzas por 40 años. Al retirarse este del negocio siete años después, su hijo Roberto se hizo cargo de la compañía y fijó su residencia en la ciudad en las Alturas de Simpson, donde vivió hasta su muerte.

Fábrica de Jarcias y más

Una de las industrias más prósperas de Matanzas, la del henequén debe su fundación a un alemán: Raffloer Erbsich, quien construyó la fábrica de jarcias en la localidad, que también fue la primera de su tipo en América.

También a la cultura aportaron los alemanes en la Atenas de Cuba: el primer laboratorio fotográfico de la ciudad (1856) fue establecido por Oscar Held; y otro alemán: Otto Drop fue quien costeó con su peculio el monumento al Soldado Mambí Desconocido.

En el campo de las ciencias destacó como nadie el sabio Juan Cristóbal Gundlach Rederg, eminente zoólogo que llegó a Matanzas en 1839 y fundó en un cafetal de Cárdenas el más importante de los museos zoológicos de Cuba.

Gundlach exploró la Ciénaga de Zapata y en 1844 descubrió el ave más pequeña del mundo a la cual llamó Calypre helenas.

Tras residir medio siglo en Matanzas se trasladó a La Habana, donde murió pobre y olvidado e incluso se vio obligado a vender por un precio irrisorio su magnífica colección zoológica.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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