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Teatro cubano: casi siglo y medio en la identidad de la nación

Un abierto desafío al poder colonial devino la función del capitalino Teatro Villanueva, la noche del viernes 22 de enero de 1869, cuyos fondos -ofrecidos por los Caricatos-, se destinaron al beneficio de los mambises, gestando la acción un vínculo inquebrantable entre la lucha justa de los cubanos dignos y la cultura nacional.



Testigos presenciales y cronistas en recuerdos descriptivos de la noche, nos hacen conocer hasta hoy, que en la escena IX de “Perro huevero, aunque le quemen el hocico” al gritar el personaje “Matías”: “No tiene vergüenza ni buena ni regular ni mala, el que no diga conmigo ¡Viva la tierra que produce la caña!”, el entusiasmo fue tal, que se unieron a las voces de los espectadores “¡Vivas a Céspedes!” y “¡Cuba Libre!”, añadiendo igualmente “¡Y muera España!”

Cuentan que durante cuatro días La Habana pagó su saldo a la Revolución, pues la revuelta teatral costó no menos de 14 muertos, 16 heridos y 45 detenidos, empujando la capital de a lleno a la lucha insurreccional.

Uno de sus hijos, José Martí, el más universal de todos los cubanos, se referiría tiempo después a los sucesos del Villanueva en el No. XXVII de sus Versos Sencillos:

El enemigo brutal
nos pone fuego a la casa.
El sable la calle arrasa, a la luna tropical.
Pocos salieron ilesos
del sable del español:
la calle, al salir el Sol, era un reguero de sesos.
(…)

Sin embargo, ante aquella masacre, el teatro cubano evidenció su irreverencia contra la realidad nacional, comprometiéndose con las verdaderas ansias independentistas del país, las cuales se vieron reforzadas un día después, cuando el joven Martí publica en el periódico “La Patria Libre” su obra “Abdala”, respuesta contundente a la sangrienta noche del Villanueva.

(…)

Escena cuarta. Entra Espirta dirigiéndose a Abdala.

¿Adónde vas? Espera!
¡Oh madre mía!
Nada puedo esperar.
¡Detente Abdala!
¿Yo detenerme, madre? ¿No contemplas
El ejército ansioso que me aguarda?
¿No ves que de mi brazo espera Nubia
La libertad que un bárbaro amenaza?
¿No ves cómo se aprestan los guerreros?
¿No miras cómo brillan nuestras lanzas?
Detenerme no puedo, ¡oh, madre mía!
¡Al campo voy a defender mi patria!

Tal y como sucedió hace 149 años, solo que en otro contexto y circunstancias, el movimiento teatral cubano con gran prestigio nacional y foráneo recuerda anualmente los sucesos del viernes, 22 de enero de 1869, y en homenaje a la fecha, celebran las esperadas Jornadas Villanueva.

En honor a los que en temprano tiempo incitaron a decir “¡Viva la tierra que produce la caña!”, se entregan también los Premios Villanueva de la Crítica Teatral.

Este año fueron otorgados -entre otras obras nacionales y extranjeras- a “Afrodita, ¡oh, espejo!”, coreografía de Rosario Cárdenas para la Compañía homónima; “Jacuzzi”, de Trébol Teatro; “Departures” por El Ciervo Encantado y un Villanueva especial a “Carmina Burana, coreografía de George Céspedes sobre la música de Carl Off, presentada por Danza Contemporánea de Cuba, junto a coros y orquesta en el Gran Teatro de La Habana.

Como momento cumbre de los festejos se entregará este lunes 22 oficialmente el Premio Nacional de Teatro 2018 al actor titiritero, diseñador y director artístico, Armando Morales, cuya trayectoria incluye más de 100 títulos llevados a la escena.

El también director del Teatro Nacional de Guiñol de Cuba pertenece al Comité de Expertos del Consejo Nacional de las Artes Escénicas y al Comité Cubano de la Unión Internacional de la Marioneta desde 1996, y expresa que no trabaja para premios, sino por el verdadero compromiso diario con el arte.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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