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Teatro América, el lugar que preferían las estrellas cuando viajaban a La Habana

Antonio Helier Rodríguez Cintra iba todos los meses desde La Habana a Nueva York. Era rico y melómano y le seducía el musical americano. En sus viajes, visitaba siempre el complejo Rockefeller Center, en Manhattan. Y ahí nació su fascinación por el Radio City Music Hall, uno de los edificios que lo integran, inaugurado en 1932.



Helier era uno de los tres hijos del viveirense Antonio Rodríguez Vázquez y de la cubana Lucila Cintra Flores. Había nacido en 1898, era ingeniero químico y presidía el conglomerado de empresas de su familia que estaba formado por Corporación Industrial del Trópico, arrendataria de la central azucarera San Agustín que ocupaba a 2.300 trabajadores en Remedios (Caibarién); cuatro cines y teatros en La Habana; acciones en la Nueva Fábrica del Hielo; la compañía de seguros La Metropolitana; y la Inmobiliaria La Itálica.

Así que convenció a su padre para levantar un edificio de grandes dimensiones en el corazón de La Habana -la calle Galiano, entre Neptuno y Concordia- a través de su inmobiliaria. El complejo incluía una torre con 67 apartamentos de lujo, un restaurante-cafetería y el Teatro América, uno de los más lujosos de la República, que venía a llenar el vacío de ese tipo de instalaciones culturales y musicales en la capital.

El complejo incluía una torre con 67 apartamentos de lujo, un restaurante-cafetería y el Teatro América

Encargaron la construcción del inmueble a los arquitectos cubanos Fernando Martínez Campos y Pascual de Rojas. Y ambos planificaron una de las obras de mayor interés arquitectónico de la ciudad, de gran belleza y estilo Art Decó. El edificio, de diez pisos, era uno de los rascacielos en los años 40 y 50 y tenía referencias al Rockefeller Center por la sencillez de sus líneas verticales en el cuerpo superior en contraste con la horizontalidad de la marquesina en la fachada El teatro, por su parte, tenía en el suelo del vestíbulo una bóveda representando el hemisferio occidental rodeado de los signos del zodiaco. La sala de espectáculos, de gran acústica y luz libre de 29 metros, estaba cubierta por una sucesión de bóvedas en forma de concha hasta la cubierta del balcón donde destacaban las estrellas y la luna del techo, lo que daba sensación de disfrutar de un espectáculo a cielo abierto.

El Teatro América, con capacidad para 1.775 espectadores, se inauguró el 29 de marzo de 1941 con un show del tenor mexicano Pedro Vargas entonces en la cima del éxito. Al año siguiente, Helier, que tenía 44 años, se casó con Graziella Lozano Piña, hija de españoles dueños de una empresa exportadora de tabaco. No tuvieron hijos, vivían en la exclusiva zona de Miramar y se relacionaban con lo más granado de la sociedad.

El edificio Rodríguez Vázquez es un emblema de La Habana y uno de los ejemplos más destacados del estilo Art Decó junto a los edificios Bacardí, Teatro Fausto o el majestuoso López Serrano, construido por un hijo del gallego José López, O Pote.

El Teatro América, con capacidad para 1.775 espectadores, se inauguró el 29 de marzo de 1941

Además del Teatro América, la familia del emigrante de Magazos poseía el Rodi, Teatro Mella tras su expropiación en 1959, el Radio Cine, integrado en el inmueble y hoy llamado Cine Jigüe, y el Teatro Avenida. El América se inauguró en 1941 y por su escenario desfilaron figuras como Pedro Infante, Ernesto Lecuona, Rita Montaner, Beny Moré, Chucho Valdés, Los Panchos, María Félix o, entre otras, Olga Guillot.

Algunos dejaron sabrosas anécdotas, según el propio teatro. Lola Flores batió el récord de entradas. La argentina Libertad Lamarque paralizó el tráfico en la Calzada de Galiano, tuvo que intervenir la policía y una vez terminada su actuación fue llevada a hombros hasta el Hotel Lincoln donde se alojaba. Y Josephine Baker, la que tuvo más actuaciones consecutivas, provocó un gran escándalo al cantar ligera de ropa y con una cinta de plátanos rodeándole la cintura…

Con el triunfo del castrismo, el edificio y el teatro fueron expropiados por el Gobierno revolucionario. El teatro es uno de los pocos que hoy funcionan en el centro de La Habana como una unidad de la Escuela Nacional de Artes Escénicas que forma bailarines.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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