Peregrinación de los caballiteros, la tradición religiosa que no les gusta a las autoridades cubanas
martes, 19 de febrero de 2019
Primero fue la negativa de que los caballos transitaran por las calles en horarios nocturnos, luego los trámites para alejar los caballiteros y sus coches de las principales arterias y pueblos, una medida que en la mayoría de los casos los obligaba a duplicar el recorrido hasta su destino final: el Santuario de San Lázaro en el Rincón, en la provincia de La Habana.
La tradición que hasta hace muy poco acostumbraba mostrar un desfile de caballos y carricoches por esta zona los días 16, 17 y 18 de cada diciembre se ha visto modificada y retrasada hacia los mismos días del mes de enero.
La tradición consiste en peregrinar e ir cabalgando hasta el santuario de San Lázaro, en La Habana como un verdadero comboy.
Ruido, peleas, asaltos, accidentes, algarabía y ron acompañaban el devoto peregrinar de estas personas y activan el accionar de la ley por parte de las autoridades cubanas.
Trayectos de hasta tres días en los cuales apenas se logra dormir y la comida se consigue de lo que van encontrando entre un pueblo y otro, o lo que pueden almacenar para la aventura en la que se disponen familias enteras de regiones vecinas.
La mayoría de los caballiteros son de los poblados cercanos de Mayabeque y Artemisa.
Aunque algunos de ellos también provienen de la provincia de Matanzas.
Durante el peregrinaje los caballiteros apenas logran dormir pues la misión es llegar a tiempo a el santuario de San Lazaro.
En cuanto a lo que comen durante el peregrinaje, la comida suele estar conformada por comestibles que compran durante el camino, comida fácil y rápida de comer como pan o pizza.
La gran parte del camino que recorren lo hacen al anochecer para prevenir la fatiga y sofoque de los caballos y de esta forma asegurar que los animales puedan soportar completar todo el trayecto hasta el santuario sin inconvenientes.
Después de las prohibiciones recientemente impuestas, hace ya más de tres años, vinieron otras medidas como las de exigir el documento que acredita a los campesinos como dueños de los caballos, algo que según los caballiteros no es como la licencia de conducción que siempre debe acompañar a quien maneja, sino que se trata de un documento que debe permanecer en las fincas donde se resguardan los animales.
Es así que ante la ausencia del mismo muchos de los caballiteros han recibido multas y decomisos en el camino hacia El Rincón.
Pero aún si fuera poco, nuevas medidas se han sumado a estas.
Durante el último año inspectores de la agricultura y especialistas en medicina veterinaria han entrado en juego pidiendo certificados de salud de los animales.
Según cuentan los afectados, esto resulta un pretexto más para impedir el recorrido que desde hace décadas constituye patrimonio religioso de la nación cubana.
De esta forma los caballieros en los últimos años han sido expuestos a condiciones y leyes un poco exigentes y arbitrarias, lo que origina y causa impedimentos y trabas para que fluya el recorrido de la peregrinación que durante décadas a formado parte del patrimonio religioso de Cuba.