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Las Parrandas de Camajuaní, el carnaval más hermoso de los celebrados en Cuba (+ Video)

Las parrandas de Camajuaní, una de las fiestas más auténticas que se conservan en Cuba, son expresión de las tradiciones de la gente espontánea, acogedora y sencilla de este pueblo del centro de Cuba, rodeado de tierras fértiles y que aún conserva su nombre aborigen que significa “aguas cristalinas”.



Camajuaní es un pueblo que surgió con y gracias al ferrocarril, pues creció alrededor de la estación que en una hacienda del lugar construyó la compañía Ferrocarriles Unidos de Caibarién en 1864. Lugar tranquilo y sosegado, la vida en el pueblo transcurre lentamente y tal pareciera que se encuentra detenido en el tiempo.

Hasta que llega el mes de marzo y la quietud desaparece para dar paso a la euforia colectiva de las parrandas, caracterizadas por danza, música y, por supuesto, espectáculos pirotécnicos de los mejores, más bellos y grandiosos que se celebran en Cuba.

La tradición de las parrandas llegaron a Camajuaní procedentes de Remedios, que a su vez las heredó de España. La primera de la que se tiene noticia se celebró el 6 de enero de 1894 y desde entonces han estado siempre presentes, por más que las limitaciones materiales hayan lastrado su brillo en las últimas décadas.

Desde sus inicios las parrandas dividió al pueblo en dos bandos rivales: la Loma y la Cañada, o el barrio de Arriba y el barrio de Abajo, como también se les llamaba. Estos asentamientos que se corresponden con los barrios de Santa Teresa y de San José se identifican con los motes de los Chivos y los Sapos, respectivamente.

Tan identificados se sienten los habitantes de Camajuaní con sus parrandas, que trabajan todo el año en silencio para que su barrio se alce con el triunfo en las competencias de carrozas, congas y fuegos artificiales.

Las parrandas de ahora, sin embargo, no tienen comparación con las de antaño cuando el comercio y las clases vivas de la ciudad, identificadas plenamente con los festejos ayudaban en su organización. Hasta 20 carrozas salían a las calles entonces, pues los chinos y los turcos construían las suyas y las donaban a los Chivos o los Sapos según sus preferencias. Cuentan los más viejos que las que construían los comerciantes e industriales turcos tenían tanto oro y plata encima que tenían que desplazarse por las calles rodeadas por un cordón de policías.

Aún así, con la mengua propia de los malos tiempos y algún que otro lamentable incidente con los fuegos artificiales, las parrandas de Camajuaní siguen siendo uno de los espectáculos populares más grandiosos de Cuba.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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