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La “medicina del brujo” sigue presente en Cuba 60 años después

Hace varias décadas el ICAIC produjo un dibujo animado llamado “La medicina del brujo” en el que alertaba sobre los “peligros” que entrañaba dejarse en manos de los curanderos; esas personas que afirman tener dones de sanación capaces de hacer desaparecer los males y enfermedades con sólo “pasar la mano” o farfullar un par de oraciones. Mucho después de haberse estrenado el animado y de haberse pasado miles de veces en la televisión cubana, la “medicina del brujo” sigue estando presente en la Isla.



Miles de cubanos siguen acudiendo hoy a los curanderos como recurso para calmar sus padecimientos cuando la medicina falla (y en ocasiones antes de acudir al médico). Aunque en la mayoría influyen creencias religiosas, no poco lo hacen por desesperación, como último recurso antes de la resignación.

Curanderos famosos existen unos cuantos. El Chino del barrio de La Vigía en Santa Clara es uno de ellos. En la “consulta” que ofrece los viernes a partir de la 1:00 de la tarde suele recibir hasta 50 personas, y los clientes llegan a marcar en la cola que se forma frente a su casa desde antes de las 7:00 de la mañana.

Increíblemente, algunos de sus “pacientes” acuden por recomendación de los médicos de la familia para que les corten las culebrillas, le sanen los empachos o les hagan desaparecer los espolones o los “ojos de pescado”.

A Nicolás Méndez, El Chino, nunca le pasó por la cabeza convertirse en curandero. Mucho menos, cuando antes trabajaba matando mosquitos en la campaña antivectorial. Pero se le “reveló el don” y decidió ponerse a curar a las personas.

Su fama creció y ahora cura los dolores de cabeza y espalda, los problemas de los riñones, el “mal de ojo”, los “nacíos”, las ulceras, los empachos y una amplia gama de males que afectan a sus clientes. En su improvisada consulta no se recetan medicinas, basta con tener presentes las imágenes de Elegguá y San Lázaro rodeadas de ofrendas. Son los santos los que “le dicen” lo que debe ir haciendo con cada uno de los enfermos.

Por su trabajo no cobra un centavo. Si le quieren hacer “algún regalo” lo acepta, pero poner precio a su don, eso no lo hace. Tampoco toca un peso de las grandes cantidades de dinero que han ido acumulando como ofrendas los santos: “eso es de ellos y no se toca”.

La casi totalidad de los médicos niega la existencia de los dones de sanación. Para ellos, cuando un paciente mejora se debe a la sugestión, el efecto placebo o porque la enfermedad ya estaba cediendo por sí misma. Que algunos galenos recomienden que se asista a un curandero no tiene, para ese sector profesional, justificación científica ni moral y constituye, además una gran irresponsabilidad.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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