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La historia de cuándo y por qué surgió la idea de atrasar y adelantar una hora a las manecillas del reloj dos veces al año en Cuba

La idea de este cambio surgió por primera vez cuando Benjamín Franklin sugirió, en 1784, algunas medidas para ahorrar, entre las que estaba aprovechar la luz solar levantándose antes. Alemania aplicó la idea durante la Primera Guerra Mundial con el objetivo de ahorrar carbón y se extendió por varios países sin continuidad hasta que, en 1974, con la crisis del petróleo, algunas naciones de Europa y Norteamérica la consolidaron.



En el caso cubano, en 1928 y mediante un decreto presidencial firmado por Gerardo Machado, se dispuso que el horario de verano estaría vigente todos los años desde el 1 de mayo hasta el 10 de octubre, pero la iniciativa no tuvo mucha aceptación y un año después el decreto fue derogado.

«No se aplicó más hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando las restricciones económicas del período determinaron que se utilizara de nuevo desde 1939 hasta 1945, conociéndose popularmente por aquellos años como la Hora de Guerra», precisa el profesor Jorge Pérez Doval, antiguo jefe del Departamento de Astronomía del Instituto de Geofísica y Astronomía.

Entre abril de 1942 y noviembre de 1944 se mantuvo en la Isla el horario de verano, una situación que volvería a repetirse en 1970, el año en que el país se movilizó en una faraónica cosecha azucarera en la que todo quedó relegado por el protagonismo del corte de caña, incluso la celebración de las Navidades.

Entre marzo de 2004 y octubre de 2006, la Isla volvió a regirse en exclusiva por la hora de verano a partir de una campaña de ahorro energético impulsada por Fidel Castro en la que no solo las manecillas del reloj no se movieron hacia el horario normal, sino que también fueron sustituidos miles de electrodomésticos y bombillos a lo largo del país, por otros de más bajo consumo.

Estudios médicos han detectado que este cambio de una hora, afecta a los ciclos del sueño y la alimentación del ser humano, en particular a los niños y ancianos. Sobre todo en los primeros 4 o 5 días las personas suelen levantarse con sueño y no tienen hambre a la hora de comer.

Atrasar o adelantar las manecillas del reloj genera una alteración en la secreción de melatonina, la hormona que regula los estados de vigilia y sueño en función de la luz solar. Cuando el individuo está expuesto a más luz se produce menos melatonina, de ahí que pueda adelantarse el sueño cuando la noche llegue un poco antes como ocurrirá a partir de hoy en Cuba.

Todo apunta a que los cubanos pasarán un largo tiempo alternando entre el horario de verano y el horario normal. La polémica sobre esta práctica está todavía muy lejos de hacer que las agujas de los relojes dejen de atrasarse o adelantarse dos veces al año.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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