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Julio Cordero – Un forjador de recuerdos

Julio Cordero, quien ha dedicado su vida al teatro para niños y a la televisión fue director de programas como Tía Tata cuenta cuentos, El mago del Cachumbambé y El elegido del tiempo; asimismo participó en la realización de El camino de los juglares y de Shiralad, entre otras producciones. Su obra ha quedado entre los recuerdos de varias generaciones de cubanos.



 

“El camino a los juglares”, evoca la infancia y adolescencia de muchos cubanos.

Su llegada al teatro

Estudió dibujo por correspondencia gracias a la oportunidad que brindaba una universidad norteamericana aunque nunca recibió el certificado de graduado porque los vínculos entre Cuba y Estados Unidos se rompieron en los 60.

Con el triunfo revolucionario comenzaron los llamados a quienes tenían cierta creatividad artística y asistió a cursos de teatro y a partir de ellos se convirtió en instructor de arte.

En la provincia de Pinar del Río llegó a ser asesor nacional de teatro. En ese período ocurrió el primer Congreso de Educación y Cultura y se fundó la primera escuela de teatro para niños en Cuba, de la cual fue nombrado director”.

Su llegada a la televisión

A inicios de los 70, esa escuela de teatro fue cerrada y comenzaron sus trabajos para la TV. Allí apoyó y supervisó programas infantiles, de ellos Tía Tata… fue más importante. Los vínculos laborales se fueron estrechando con su directora, Celia Torriente y poco fue adentrándose en la producción hasta que llego a ser el director general del espacio.

Como director de programas infantiles, realizó una versión de El mago de Oz, llamada El mago del Cachumbambé; luego Meñique, Había una vez y algunos episodios de El camino de los juglares.

Su papel en El elegido del tiempo

Fue basado en un relato de ciencia ficción. En aquella época algunos escritores se proponían abordar ese género en unas aventuras. Entre ellos estaba Daína Chaviano, quien creó una historia llamada Lunas opacas, aceptada por la televisión.

Julio Cordero (a la derecha), con parte del equipo de “El elegido del tiempo”.

Con un libreto de Daína de 80 capítulos comenzó a trabajar en las aventuras. En Morón había un escenario natural perfecto porque había excavaciones hechas para construir terraplenes hacia los cayos. Los agujeros eran enormes y simulaban cráteres. Lunas… ocurría en un planeta imaginario, y como mismo refiere Julio,  allí parecía otro mundo.

Su amor por el teatro es infinito, siempre brindando su apoyo, sus conocimientos y cómo mismo dijo alguna vez… “lo poquito que pueda aportarle, porque no me lo quiero llevar conmigo”.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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