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El curioso origen de la expresión “apaga y vamónos” que tanto usamos en Cuba

Una de las expresiones que más usamos en Cuba cuando queremos remarcar que algo ha llegado a su fin o no tiene remedio es  “apaga y vámonos”.



La frase, según cuentan, tuvo su origen en el pequeño pueblo de Pitres, en Granada, España. Allí dos clérigos, oriundos del municipio, que aspiraban a una plaza de capellán hicieron una apuesta para ver cuál se quedaba, en definitiva, con el puesto.

Apostaron los curas que aquel que fuera capaz de celebrar una misa en el menor tiempo posible se quedaría con la capellanía. Tras disponerlo todo, testigos incluidos, el primer sacerdote se acercó al altar e inició el culto alzando los brazos y diciendo:

!Ite, Missa est!

Esta forma litúrgica que siempre precede a la bendición final fue colocada por el astuto sacerdote justo al principio de la misa. El otro aspirante lo miró fija e impasiblemente y con resignación cristiana se giró al monaguillo que sujetaba la vela y exclamó:

¡Apaga y vámonos!, que ya está dicha la misa

Se desconoce cómo la expresión llegó a Cuba y se hizo de uso común entre los habitantes de la Isla; pero se supone que debió haber sido a través de los numerosos andaluces que poblaron su territorio desde los inicios mismos de la colonización y que influenciaron notablemente el castellano que hablan los cubanos.

Además, de la costumbre de igualar la ele y la erre y pronunciar la ch fricativa al hablar; de Andalucía llegaron a Cuba palabras que hoy son de uso común en la Isla. Entre algunas de las más importantes se pueden destacar palabras como candela, para referirse al fuego o la lumbre; chícharo como sustituto de la judía verde o pinta; maceta, que sólo fue aceptada por la Real Academia como recipiente para sembrar plantas hace algunos años; o mandado, como sustitutivo de encargo.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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