Arturo Pérez, el guajiro cubano que jura que vio a Dios en Camajuaní

miércoles, 17 de octubre de 2018

Arturo Pérez se va a morir diciendo que vio a Dios. Se lo encontró el guajiro, según cuenta, en el charco La Playita, del río Camajuaní, en el centro de la Isla. Era Jehová calvo, bicolor, con voz de trueno y levitaba. No iba sólo, lo acompañaba un séquito de indios a caballo que galoparon sobre Arturo para difuminarse en el aire justo en el aire justo en el momento de impactarlo.

Pasó el tiempo y el guajiro se enteró de que el Vaticano había lanzado una especie de concurso bajo el tema “Yo vi a Dios”. Tomó pluma y papel y describió con lujo de detalles el momento en que Jehová se le había aparecido en Camajuaní. Tenía fe en que ganaría los 10 000.00 dólares del premio, porque, cuántos podían presumir de haber visto a Dios de cerca.

Envió la historia a la Santa Sede y al cabo de unos meses recibió un paquete junto con una carta del Vaticano. En ella le agradecían su mensaje y le felicitaban por haber tenido la gracia de haber visto a Dios. Aunque en el paquete no venía ni un dólar, sí contenía dos pomos con agua bendita.

Arturo Pérez no padecía de esquizofrenia y hablaba pausado y con serenidad. Su relato era sumamente preciso y nunca se contradecía cuando lo contaba una y otra vez. Muchos de sus vecinos, gente sencilla de campo llegaron a creerle y le consideraban una especie de iluminado.

Para otros es sólo un farsante y un mitómano que disfrutan inventado historias para poder ser el centro de atención o un guajiro muy imaginativo que iba un día por el charco La Playita del río Camajuaní pasado de tragos y creyó ver cosas que en realidad no vio.

Sin embargo, quizás Arturo Pérez sí vio a Dios… Si otros lo han visto, por qué no él.